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Voto de DavidCarideS:
8
Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tragedia del ser humano es ser consciente de su propia muerte. La gran virtud es la capacidad de amar, que nos lleva a anular esa amarga sensación de finitud que para mayor desgracia pondrá fin a ese sentimiento algún día. Una experiencia a la que todos nos hemos enfrentado o nos enfrentaremos en nuestras vidas, ya sea en primera o tercera persona. Dicen que la muerte es la celebración de la vida, que cuando alguien muere recuerda a aquellos quienes ha amado, y ellos le recuerdan a él, al unísono, dándole un último adiós y agradecimiento por las experiencias compartidas, pero al mismo tiempo es una idea que intentamos alejar bajo cualquier condición de nuestros pensamientos. Y es que ni toda la violencia del mundo impacta tanto como la miseria de un cuerpo que acerca al ocaso. demacrado; cuyo motor hace tiempo que dejó de funcionar; de labios que confunden y diluyen los felices momentos vividos en ideas abstractas. Dice Haneke, en una entrevista que fue la experiencia vivida con su tía que adoraba, enferma de cáncer, la que le motivó a contar esta historia sobre estos dos temas universales tan enfrentados: el amor y la muerte.

El retrato de Haneke sobre la vejez resulta tan duro, tan asquerosamente cercano, tan deprimentemente real, que visionar ‘Amor’ se vuelve una experiencia desagradable que durante dos horas tortura con escabroso realismo de documental. A Haneke no le basta con mostrar el macabro patetismo en la carne de Emmauelle Riva, si no que nos laza sus recuerdos en forma de álbumes fotográficos y personajes para elevar la melancolía ante el ocaso próximo. Pero tampoco le llega eso, y muestra la angustia de su cónyuge, Jean-Lois Trintignant; sus pesadillas; su sufrimiento entre la aceptación y la resignación; el dolor latente que le produce el estado de su amada. Ahí está la clave de la película, en el amor de este hacia ella; en su sacrificio por cuidar de quien fue su compañera en estos dolorosos últimos momentos. Ante esto, Haneke se mueve impasible, sin ningún tipo de sentimentalismo, con una puesta en escena que no podría resultar más sobria; vagos o nulos movimientos de cámara, planos que hablan por si mismos sin tan siquiera el esbozo de un diálogo, y una escenografía compuesta solo por una casa. Ahí se encuentra el filme de Haneke en su totatildad, entre las frías habitaciones del hogar de los ancianos donde todo resulta desagradablemente cotidiano; el realismo donde exponer la heroica lucha de estos dos octogenarios que construye en ‘Amour’ una película difícil de digerir; hermosa y dolorosa al mismo tiempo, pero indiscutiblemente imprescindible, por insólita y cercana. Una experiencia que al igual que la muerte, hay que vivir.

@DavidCarideS
DavidCarideS
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