Preciosa historia de amor, triste y dura pero sin caer en sentimentalismos baratos, lo que es de agradecer. La película está rodada con un ritmo pausado, deteniéndose en los pequeños detalles pero en ningún momento se hace pesada. Heath Ledger y Jake Gyllenhaall están espléndidos en sus respectivos papeles y son capaces de transmitir un torrente de emociones a través de sus miradas y gestos, cosa importante ya que estamos ante una película en la que tanto importa lo que se dice como lo que guarda dentro cada uno de los personajes. Los paisajes son espectaculares y se convierten en un “personaje” más de la película, ya que la montaña Brokeback es un refugio para los protagonistas al tratarse del único lugar en el que pueden comportarse tal y como sienten, sin necesidad de fingir. Mención aparte para la banda sonora, de auténtico lujo.
Por último una recomendación: si podéis id a verla en versión original, merece la pena.