Hoy en día, las familias siguen ajustándose a las ideologías, el "y hasta que la muerte los separe" o el epílogo "y vivieron felices para siempre", se notan lejanos. Mujeres y hombres van cambiado y cada vez se notan más indispuestos a la infelicidad, donde demandas de atención no se satisfacen con la simple compañía; lo fugaz de las relaciones es un fenómeno cada vez más recurrente, la apatía les juega mal y hecha al traste las bases de lo aparentemente sólido.

Un viaje es insuficiente para afianzar los sentimientos, se pueden perder quienes sin darse cuenta han extraviado el sentimiento; Semana santa habla de eso, sin lo trágico del desmoronamiento familiar. Una pareja común visita las playas acapulqueñas en vacaciones; él se ve un tanto limitado por la parte económica, ella ausente y tratando de interactuar con su pequeño hijo, quien constantemente cuestiona la ausencia del padre y poniendo a prueba la resistencia del ahora novio de su madre.

Perdidos en el desdén, cada uno buscará la forma de mitigar sus carencias de atención. La semana santa entre los menos devotos representa ese viaje que en el esparcimiento te puede mostrar el auténtico compromiso o el desdén de conversaciones sin mucho por fortalecer.

Película sencilla, de paciencia, sin ser aleccionadora que retrata una tercia lo bastante desvinculada.