Estambul, referencia mundial de Turquía es el escenario perfecto de esa constante batalla entre la cultura occidental y el islamismo, su choque de ideologías, creencias, la nula libertad de expresión que se entablada en el círculo familiar y se ejerce de lleno en lo social.

«Nos conocimos en Estambul» presenta a diversos personajes relacionados directa e indirectamente con Meryem, una joven trabajadora del servicio doméstico que ha comenzado terapia para dar con el origen de un problema que le aqueja, y que está dispuesta a resolver aún en contra de sus convicciones y demandas familiares. De esta manera se presenta su interacción con una terapeuta, así como también con su guía espiritual, sin olvidar a su hermano e incluso con el dueño del departamento al cual acude diariamente para desempeñar sus labores.

Berlín Oya hace una serie de secuencias con personajes interrelacionados que superan cualquier melodrama, por la complejidad con que han sido estructuradas y en el que los planteamientos develan contextos opuestos, pero entremezclados con mucha reserva —el de los jóvenes—, pero impugnado por los mayores.

Un título bien planteado, con un abanico de personalidades que cuestionan y debaten los roles estipulados, su diario acontecer y las respuestas a las circunstancias que les afligen.