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México México · México Distrito Federal
Voto de Coleccionista Visual:
8
Thriller. Drama. Acción La venganza por la muerte de William Medina y el interés en recuperar unos dólares perdidos son el pretexto inicial que une a los protagonistas de este relato. Víctor Peñaranda (Marlon Moreno) y Eusebio Benítez (Óscar Borda) tienen que someterse a las órdenes de ¨El Orejón¨ (Blas Jaramillo), un poderoso empresario devoto de la brujería, deseoso de vengar la muerte de su ahijado (William Medina) y obsesionado por encontrar su dinero. (FILMAFFINITY) [+]
2 de agosto de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un dicho más, aplicado a otra cinta de origen colombiano la cual abarca reiteradamente el tema de la delincuencia, pero con la peculiaridad de mostrarla desde la parte interna; con riñas, traición, discriminación, ironía, nepotismo, interés y hasta la venganza, con recursos inesperados, como la brujería. Con ritmo pausado Moreno centra su trama en tres personajes de comportamiento radical, que tratan de salir bien librados de diferentes situaciones que atañen una deuda de tipo material o espiritual, convirtiéndolos así en sus principales contrincantes dentro de una lucha con tregua.

Aunque es una historia lineal puede atrapar al espectador en sus primeros quince minutos; la ambientación, fotografía y música recrean escenarios idóneos para el desarrollo de los personajes; los objetos jugarán dentro de la trama, puestos estratégicamente y sin predisponernos. El reparto correctamente bien elegido, aunque me parece que hay sobreactuación por parte de Blas Jaramillo en su interpretación de “El Orejón”, demasiadas gesticulaciones (como ha sido mencionado en otras críticas) y subidas de tono en la voz (exagerada). Por otra parte, Oscar Borda ha sido una sorpresa encontrarlo en esta película a varios años de haberlo conocido por televisión, en la encarnación de Benítez, un hombre atormentado por su última víctima a quien algo le está permitiendo que se vuelva parte de su sufrimiento.

Los puntos a favor de esta película radican en la forma de abordar la trama y por los elementos técnicos que la acompañan, todo aunado a una realidad de América Latina, solo una, lo destaco por las quejas recurrentes existentes de un cine colombiano apegado a temáticas del hampa. La realidad de una nación o bien de sus habitantes no puede estereotiparse por una película; el ciudadano común trabaja honradamente su jornada laboral y no tiene porque verse envuelto con acciones ilícitas en relación directa con el narcotráfico o sicarios.

Son pocas las producciones colombianas importadas a México, sin embargo esas son las opciones. Esperemos que los festivales opten por mostrar películas diferentes de Colombia, siempre y cuando estás se encuentren al nivel de las presentadas últimamente (Satanás, 2007).

Realmente, notable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Coleccionista Visual
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