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México México · México Distrito Federal
Voto de Coleccionista Visual:
4
Drama En el Leoncio Prado de Lima, colegio militar de la capital de Perú, las condiciones de vida son tremendamente duras, tanto por la obligación y observancia del código castrense como por la asunción de otro código no escrito impuesto por los cadetes, alumnos del internado, que no es otro que el de la ley de la selva: devorar para no ser devorado. El sistema genera un universo de traiciones y lealtades donde el machismo y la brutalidad ... [+]
5 de agosto de 2019
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida en el Leoncio Prada, un colegio de instrucción militar limitada que dota a los jóvenes ahí inscritos en modalidad de interno, en la formación educativa correspondiente al sistema escolarizado, pero con una disciplina concebida como estricta que les impida en absoluto descarriarse y formar hombres reacios. Anualmente el nuevo ingreso debe someterse a las llamadas novatadas —pruebas impuestas por los alumnos de mayor grado—, mayoritariamente de una rudeza cuestionable a la que pocos pueden resistir y develarán el vigor de los nuevos o perros, cómo suelen ser llamados dentro de esta institución.

El poeta, el esclavo y el jaguar, muestran desde su primer día el carácter que les dará una posición dentro del grupo que les ha tocado conformar; el primero se muestra indiferente a toda la serie de abusos e imposiciones que a la sombra de autoridades se establecen; mientras que el segundo más que indispuesto a ello, es constantemente atropellado con la burla y el descrédito; pero el tercero se muestra indoblegable ante el llamado bautizo, lo que termina encumbrándolo como líder de los en ese momento perros.

Lombardi se auspicia por completo en el robo de las respuestas de un examen, el encuartelamiento prolongado, así como en el soplón y una estructura militar de moral quebrantable. Con cierta tendencia a ser un filme de denuncia, omite por completo los entornos familiares entablados en el texto y busca la atención inexistente que prevalece sobre estas instituciones permisoras del abuso, todo bajo el subterfugio de la disciplina.

La ciudad y los perros, no es de los mejores filmes del director; uno de los protagonistas parece leer los parlamentos, por lo que la falta de naturalidad en la interpretación es nula; la interacción con las mujeres se nota demasiado acotada y la expresión nunca termina de mostrar ni caos interno y mucho menos transmitirlo.

Soporíferamente pasadera.
Coleccionista Visual
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