¿Qué puede tener en común un agente inmobiliario con un inversionista? Indudablemente negocios, mas la manera de situarlos e ir desarrollando su interacción a través de coaccionar el primer encuentro por parte uno de ellos, hace que haya suficiente material, fragmentado en cuatro capítulos donde las acciones sean vistas desde diferentes perspectivas y propicien el avance del metraje hacia aquello que se intuye.

Como bien lo mencionan, el filme se torna hacia una crítica feroz de una sociedad en declive de valores y a la vez voraz, dispuesta a tragarse al más débil sin miramientos ni tapujos. La sincronía de los hechos hacen que el thiller se note y sienta dotado de mucha potencia, no se permite el titubeo y logra la coherencia suficiente para mantenernos atentos durante sus 106 minutos de duración.

"El Capital Humano" le da batalla a otra de las grandes del cine italiano de último año (La gran belleza) y aunque inconexas en género, ambas coinciden en el señalamiento de la hipocresía y la banalidad como males incorregibles de la humanidad. Los intereses individuales en un mundo tramposo y en el que la honestidad no siempre aparece como la protagonista, se corresponden con ese antagonismo presente, dispuestos hasta que las condiciones inesperadamente vislumbran errores de terceros y son aprovechados como una forma de subsistencia y ¿por qué no? también de poder, dejando en claro la inexistencia del enemigo pequeño y reiterando que más vale ser cabeza de ratón, que cola león...

Fabulosa en distintos aspectos, fotografía en conjunto con la dirección de arte, una vez más el montaje con el que consigue su valor agregado, la interpretación de Valeria Bruni –de quien no me esperaba su repentina aparición–, pero sobre el trabajo de guión y adaptación del libro al cine, que logra obtener el David di Donatello 2014.