Sam Raimi se coloca en la misma tesitura en estética y tema que el Tim Burton de Alicia en el país de las maravillas para realizar una precuela del film de Victor Fleming de 1939 para más de 70 años después apropiarse del mundo de Oz y contar como llegó al mundo esmeralda el mago en forma de prestirigitador de circo ambulante, tramposo, embaucador y mujeriego al que dá vida James Franco en un colorista vistoso y apreciable film con un trío de brujas tan bellas como intensas. Las interpretaciones que prestan Williams, Weisz y Kunis son muy apreciables y ayudan a levantar la película cargada de una variada paleta de colores y efectos infográficos muy alejados de los tradicionales métodos del film de Fleming que convirtieron a ese antiguo mago de Oz en una obra de arte y ensayo que creó escuela a finales del año 30. En este 2013 yá no están los entrañables león cobarde en busca de valor ni el espantapájaros en su búsqueda de un cerebro ni tampoco el hombre de hojalata queriendo un corazón y evidentemente tampoco Dorothy y su perrito Totó pero, sí hallamos personajes muy agradables como ese pequeño mono alado disfrazado de botones tan parlanchín como servicial y una muñeca de porcelana que acompañan al mago de Oz en el camino opuesto de las baldosas amarillas para acabar con la bruja 'mala' realizando un viaje en el que descubrirán un complot para engañar y someter a la grandiosa y fantasiosa ciudad esmeralda. En el viaje el personaje de James Franco redigirirá sus engaños y encantamientos tramposos para salvar a la ciudad de OZ a base de ingenio y artilugios de feria, incentivando a todos a creer en que si se tiene fé en lo increible y en la magia se puede vencer cualquier obstáculo. OZ un mundo de fantasía encaja muy bien como precuela y me ha resultado muy satisfactorio apreciar lo que ha sido capaz de hacer el director de Spiderman con ella ....Al parecer él tenía fé en la magia de poder darle su toque a la conocidísima historia y ha encontrado su particular camino de fantasía creando un efectivo film con unos entregados actores, unos elegantes y preciosistas efectos especiales y una narrativa alegre, curiosa y satisfactoria. Bien por Raimi!