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Voto de Hipatia de Alejandría:
5
Aventuras. Drama 1492. Rodrigo Borgia, en presencia de sus tres hijos, Juan, César y Jofré, es elegido Papa con el nombre de Alejandro VI. Su sueño es aumentar los territorios del Vaticano. Nombra capitán de sus ejércitos a Juan y lo casa con una noble española. A César lo nombra cardenal, y a Jofré lo obliga a casarse con Sancha de Aragón. A su hija Lucrecia la casa con Giovanni Sforza. Entre César y Juan existe una gran rivalidad, y una noche, después ... [+]
13 de marzo de 2007
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mitos aparte, la historia de los Borgia podría haber sido una buena película si los actores se hubieran mojado más. Bien el enfoque de Lucrecia, que según los últimos estudios se sabe que en realidad no era tan degenerada como nos la pintaron, pero faltó más profundidad en la psicología tanto de César como de Alejandro, para centrarse en la enumeración de sus crímenes con una frialdad que raya con lo anecdótico. Quizá faltó patetismo en las interpretaciones (sobre todo en Mencheta, que es guapo y poco más) y un guión de mejor calidad, ya que los diálogos son francamente pobres y muy poco inteligentes, siendo que la familia Borgia sí que lo era, y mucho. La única escena pasable, en cuanto al guión, resulta ser la de Peris-Mencheta con Paz Vega (que se luce, como siempre) que es también el único diálogo pasable. En cuanto al resto, creo que es una historia bien contada, pero descafeinada. La sordidez se queda en el mero espectáculo de escaparate: es una sordidez sin profundidad, que no consigue impactar ni enganchar, con chicas con buenas tetas y sexo básico sin ninguna justificación. Esta película la tendría que haber hecho Greenaway y tendríamos una historia grandiosa de sangre, sensualidad y sordidez, sin mostrar ni sangre, ni sensualidad ni sordidez, sólo a través de la sutileza y una cuidada fotografía como sólo el cineasta inglés podría conseguirlo. Pero la hizo Antonito Hernández, y tenemos una cinta que por no querer pecar de morbosa se va al otro extremo, con lo cual vuelve sosa y falta de interés.
Hipatia de Alejandría
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