Bufff, sigo con el nudo en la garganta mientras escribo, y me indigna que este tipo de reportajes sobre la vida no tengan tanto interés como otras cosas banales que sólo nos hacen perder el tiempo.
Me sumo a la otra crítica, y debo de decir que recordando al gran Michael Robinson no ha bajado un ápice la calidad de estos Informes, son auténticamente maravillosos, bien contados, montados, y con los personajes que tienen que estar en cada uno de ellos.
En esta ocasión nos cuenta la vida de Juan Carlos Unzúe, el antes, el diagnóstico por ELA y el después, es sencillamente como digo en mi título un canto a la vida y que deberían poner en escuelas.
Él y todos los enfermos de esta maldita enfermedad que te va destruyendo son unos auténticos súper seres humanos, y en este caso como lo lleva Juan Carlos es digno de admiración, seguro que tendrá sus bajones como es normal pero la esencia es la que es y la que muestra en este reportaje junto a su familia y amigos.
Chapó.
La ELA existe señores del gobierno.