Un presidiario aún cumpliendo pena fabrica cajas de música para redimir condena. Tres de estas cajas son subastadas y varias personas están interesadas en su compra. Pero lo que no sabe ninguno de los compradores es que el presidiario, que formó parte otrora de una banda de ladrones, había insertado en las melodías de las cajas la clave donde estaban escondidas las planchas del billete de cinco libras del banco de Inglaterra. El asesinato de uno de los compradores pone en alerta a la policía y a Sherlock Homes, quien con su amigo Watson empieza una investigación y descubre que, merced a la ayuda de un músico tabernario amigo, la caja que conserva la policía tiene parte del código. Éste se completará con las otras dos cajas robadas por una banda de maleantes, de la que forma parte la Sra. Courtney y el coronel Cabanna. Felizmente, transcriben la información de las tres cajas de música, gracias a la intervención inteligente de Holmes y Watson, se recupera las planchas para el banco de Inglaterra y se castiga a los culpables.

Guión muy elemental pero entretenido, lejos de las complicadas versiones modernas del famoso detective creado por A.C. Doyle. No hay ninguna sorpresa ni el director utiliza mayores recursos para contar esta sencilla historia que resulta, si no se sabe algo de transcripción musical, algo enredosa. En 1946 el director no tenía más medios a su alcance para divertir a su público.