La película relata la peripecia de 963 judíos, supervivientes de campos de concentración, que Hitler en 1939 embarcó con destino a Cuba como operación de propagada. Los seis años de gobierno anteriores había mostrado al mundo suficiente antisemitismo; así es que Hitler se inventó este engaño para lavar la cara de su administración. En el crucero viajaban miembros del partido con el fin de controlar al capitán, que en todo momento pudo zafarse de su tutela. La operación incluía un despliegue del espionaje alemán en América, pero el director no lo desarrolla. Cuando el crucero llega a la Habana se descubre el engaño al conocer que las autoridades impiden desembarcar. Fueron obligados a salir de puerto y dirigirse a USA, donde los guardacostas norteamericanos también les impidieron el atraque por lo que enrumbaron a Europa y a la altura de Inglaterra les llegó un telegrama con la buena noticia de que Bélgica les acogía. En realidad para nada, porque la II guerra estalló en la primavera de 1940. Muchos de los pasajeros volvieron a ser presos de los nazis y murieron en campos de concentración y otos por mor de la guerra. Escenas de tensión por intentos de suicidios, la ansiedad de los pasajeros por llegar a destino, las gestiones con las autoridades y la acción mafiosa de los nazis por controlar la nave matando a varios miembros de la tripulación hacen que la película mantenga el interés. Un enorme y buen reparto para un resultado francamente débil y bastante decepciónate.