En 2017 Ridley Scott todavía seguía empeñado en resucitar la saga de "Alien" que nos dejó una magnífica primera entrega y alguna que otra digna secuela. Y por el camino de esta resurrección no llegó esta continuación de la entretenida (pero nada relevante) "Prometheus" (2012) que también servía de precuela a la "Alien" original de 1979.

La trama nos vuelve a situar en una nave espacial futurista que se topa con un planeta inesperado por el camino. Y, como los tripulantes son taaan listos como para manejar una tecnología aeronáutica de alta complejidad... pues son igual de listos a la hora de bajar a ese planeta sin ningún tipo de protección en boca, nariz y demás (total, como han detectado que la atmósfera tiene oxígeno respirable... ¡pues viva la virgen! Y esta es una trama que se sitúa en un hipotético 2100, que se supone que estos humanos han pasados por muchas pandemias en la Tierra como para saber un poquito de asepsia. Que esto no es "Star Wars", se supone que estos son seres humanos, DEL PLANETA TIERRA). Y claro, pasa lo que pasa.

Entiendo que "Alien: Covenant" es un thriller de terror. Que comienza con escenarios y coyunturas intrigantes (esos primeros minutos, lo mejor de toda la cinta) y que acaba derivando en el terror de matanzas "made in Alien" que tanto nos han dado en el Séptimo Arte. Pero puestos a hacer un terror, al menos que sea mínimamente coherente y creíble con su propio universo. Esto es algo que "Alien, el octavo pasajero" sí tenía mientras que "Alien: Covenant" está más cerca en su tratamiento argumental a los slasher de serie B (como el corto Popularity Killer" (2011) o "Prom Night: Llamadas de terror" (1980)). No tiene ningún sentido que sus personajes sean tan pánfilos, tan ingenuos, tan torpes y tan pardillos (no es como en "Alien, el octavo pasajero" que se saltaban una vez el protocolo con terribles consecuencias. Aquí es un continuo de necedades e insensateces). Esto es lo que aleja al espectador (que puede indignarse (si lo que buscaba era una intriga con vísceras de por medio del nivel de "Alien, el octavo pasajero") o bien puede reírse sin que esa fuera la intención de la película).

Es una pena porque esas desidias y agujeros en el guion pesan como una losa en conjunto que, con un tratamiento argumental más mimado habría supuesto una reseñable cinta de género. Pues todo lo demás está ahí (quitando a su protagonista que está aceptable pero no es Sigourney Weaver y eso también hace que la cinta no se eleve). Scott sigue siendo el narrador sagaz que acostumbra en su variada elección de planos, la cinematografía es espléndida, los efectos especiales son de admirable categoría, y hay en el film una soberbia fotografía de elegantes encuadres y de filtros sombríos absorbentes para con el espectador.

El reparto además se mueve con solidez por el producto. Con un Fassbender rescatando con carisma y complicidad a su doble personaje.

Pero es difícil tomarse en serio a este entretenimiento con un libreto tan descuidado (parece mentira que estemos ante el guionista de la estupenda "El aviador" (2004)). Pero sí, como entretenimiento es competente gracias a su atildada puesta en escena, pero desde luego es comedia sin pretenderlo. Solo recomendable a los muy muy fanáticos de todo el universo "Alien" o del cine de Scott (y las amantes de películas que dan risa sin quererlo como "Batman y Robin" (1997), "The Room" (2002), "El incidente" (2008), "La joven del agua" (2006) y demás).

Lo mejor: Su fotografía.
Lo peor: Su guion...