En 1993 nos llegó la única adaptación hasta la fecha de una de las grandes obras de Isabel Allende: "La casa de los espíritus" y... sinceramente, no comprendo por qué fue recibida con cajas destempladas tanto por crítica como por público pues, con lo que nos encontramos en pantalla es con una historia fascinante de trama confeccionada con habilidad, finura y adherencia... y con unas interpretaciones principales tan esforzadas como vehementes.

Quizás fuera porque en aquel año todas las atenciones se las llevó la sublime obra maestra "La lista de Schindler" en cuya comparación "La casa de los espíritus" sale obviamente perdiendo. Pero esto no quita para que nos encontremos con una cinta dramática no solo entretenida (y eso tiene mérito teniendo en cuenta su amplio metraje) sino inmensamente interesante en todas sus aristas, y completa a nivel de cimentación argumental.

La trama nos narra lo acontecido en la novela del mismo nombre: la historia del matrimonio Trueba formado por Clara (Meryl Streep) y Ernesto (Jeremy Irons) desde la juventud de ambos hasta su senectud en el Chile convulso de principios del siglo XX. La novela tiene de todo; desde intrigas políticas y confrontaciones sociales pasando por dramas intimistas, romances clásicos... y hasta sutiles pinceladas de misticismo trascendente. La joven Clara tiene un instinto sobrenatural y es capaz de presentir las emociones de sus semejantes mientras que Ernesto es un joven que "se hace a si mismo"... pero su manera de "hacerse" no acaba siendo la manera honesta y virtuosa del ser humano. Y, sin ser Ernesto precisamente un dechado de virtudes, no acaba de aceptar los cambios que surgen en su vida y en la sociedad (como la homosexualidad de su hermana o la revolución obrera sudamericana...).

La trama nos va narrando con un encaje de relojero todas las dimensiones que nos relata la novela (las pasiones y sentimientos escondidos de Férula (Glenn Close (cuya incursión en un papel LGTBI ha repetido en alguna otra ocasión en la pantalla): el amor incondicional de Clara hacia su marido, la falta de humanidad y empatía que va mostrando el personaje de Ernesto por momentos (el personaje muestra una evolución tan sutil y natural como perversa y desdeñable) y la avidez de ciertos personajes en su anhelo de un cambio en el orden social (caso de los personajes de Winona Ryder y Antonio Banderas, aunque éstos no están tan trabajados en el libreto como los de Irons, Streep y Close) entre otros aspectos que nos muestra un relato muy rico y abundante (tal vez por ello el film se queda algo parco y meramente esbozado en la subtrama político-social. ¡Y eso que el film supera las 2 horas!).

Y es que la novela es una de las grandes obras de Allende, y muy mal tenía que haberse adaptado para hacer de su traslación a la gran pantalla un film obviable. Y no es el caso, "La casa de los espíritus" es una cinta tan completa y redonda como lo es la temática y trama de la que parte. En ella hay emociones cómplices y honestas, situaciones impactantes, asqueantes (proponiéndoselo la cinta) o agradables, y posos de reflexión ya sea política y social... o más individualista y personal.

Así pues Billie August explota el material de base con el que cuenta con competencia, puntería y tacto. No hay un solo momento en la cinta que sobre, todas las situaciones suponen minutos claves para la evolución de la historia. Y, aunque a priori pudiera parecerlo, el film no divaga en segundos que no resulten cruciales para el desarrollo narrativo. Cierto es que la novela aún se pudo adaptar con mayor maestría, pero lo que nos ofrece August en su adaptación es más que suficiente. A esto hay que sumarle unas interpretaciones muy laboriosas de su trío protagonista (Irons, Streep y Close. A estas alturas hay poco que decir de su calidad y oficio interpretativos. Sus personajes quedan en la memoria con poco que nos den) y nos encontramos con mimbres suficientes para disfrutar de una buena obra dramática (que lo es).

La dirección de August es por su parte correcta pero no destacada. Desconozco si el director de forma consciente no quiso deslucir el peso de la novela y de las interpretaciones con virguerías narrativas, porque el hecho es que no lo hace... aunque tengo mis dudas de si esto fue o no un acierto. Porque una narración que hubiera llevado en su aspecto visual una mayor carga simbólica pudo haber elevado el metraje sobremanera (ya lo mostraron otros directores en sus dramas con pinceladas sobrenaturales: como Tim Burton en "Big Fish" (2003)). Sea como fuere, la batuta de August no es ni mucho menos mala. Acierta en cada encuadre (a pesar de ser todos ellos tan comunes como estáticos) y está bien acompañado de una edición precisa, un diseño de producción minucioso y delicado, y una banda sonora inspirada (que no memorable) que ensalza el dramatismo de ciertos minutos.

En definitiva, nos encontramos ante un buen film dramático. Que aprovecha con eficacia (si bien no las aprovecha hasta la brillantez (esto no es "El padrino" (1972)) la multitud de facetas de la novela.

Recomendable de ver al menos una vez en la vida (sobretodo a los que no se han acercado todavía a esta obra de Allende. Los que la hayan leído tal vez no encuentren su adaptación ideal (sucede casi siempre con las grandes novelas trasladadas al cine)), y por supuesto las personas ultraconservadoras quizá vean en pantalla realidades que no les gusten (y es que a veces mirarse en el espejo es terrible). Un film que será más apreciado por los amantes del género dramático más clásico.

Lo mejor:...