Admito que no soy precisamente la mayor fan del cine de Woody Allen, no devoro toda su prolífica filmografía (el cineasta neoyorkino va a largometraje por año) y ensalzo cada uno de sus films por encima de la media de las comedias habituales (Woody Allen ha tenido sonoros tropiezos en sus comedias y dramas, allá el que no quiera verlo), y soy de las personas que considera que casi todos sus largometrajes son exageradamente parecidos en su temática (por no decir calcados) y con poco ingenio en sus manidas tramas (rara vez hay un film de Allen que no trate de un neurótico inseguro hipocondríaco que desprestigia a las mujeres a la vez que se obsesiona con ellas), pero lo cierto es que Allen ha regalado pequeñas joyas dentro de su extensa e irregular filmografía... joyitas como "Toma el dinero y corre", "Match Point", "Annie Hall" o mis favoritas personales "Un final made in Hollywood" y "Blue Jasmine", joyas en las que sus enredos tragicómicos estaban más cuidados y ofrecían más perspicacia e ingenio... y con personajes más hondos y matizados.

"Todo lo demás" no es de lo mejor del cine de Woody Allen (esto no es "Blue Jasmine" ni "Match Point", ni tiene sus tramas introspectivas o criminales de aquellas) pero tampoco de lo peor del realizador y guionista (me vienen a la mente "A Roma con Amor", "Magia a luz de la luna" o "Todos dicen I Love You"); esta comedia que vuelve a todos los lugares comunes de Allen (estos son: personajes intelectuales y excéntricos con miedo a la muerte y a la intrascendencia, enredos románticos con obsesiones, engaños y triángulos varios, y Nueva York como bucólico telón de fondo (algo que Allen ha cambiado en los últimos años por estupendas ciudades europeas)) es realmente efectiva (mucho más efectiva que otros largos del director) sin pasar a la historia del cine.

La premisa es interesante... tanto como la de (casi casi) todos los films de Woody Allen: hay un protagonista cargado de inseguridades y temores (antes de Jason Biggs en esta entrega de Woody Allen, ya lo fueron Michael Caine en "Hannah y sus hermanas", el propio Allen en "Manhattan", "Annie Hall" y demás... y después de Jason Biggs lo han sido Owen Wilson en "Medianoche en Paris", Larry David en "Si la cosa funciona" o Joaquin Phoenix en "Irrational Man" entre otros) que pasa por psicólogos e intelectuales amigos mientras se ve envuelto en un enredo amoroso. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol; Woody Allen vuelve a ofrecer lo mismo de siempre y con el mismo gancho que suele acostumbrar. La fórmula se le da bien y de nuevo lo demuestra en "Todo lo demás": un film dinámico y ligero, con más sonrisas (y algunas risas) cómplices y sagaces de lo acostumbrado en el cine norteamericano.

Pero Allen en esta ocasión no cuenta con un guión como el de "Match Point" o "Annie Hall", el escritor no se esfuerza por ofrecer algo que vaya más allá de lo circunspecto y acotado de sus habituales personajes y sus circunstancias, Allen no pone ahínco en aportar chispa y amplitud de miras, y se conforma con ofrecer su anual comedia romántica en la que sus personajes previsiblemente se cuestionan su existencia y su vida con diálogos y monólogos psicóticos, y se embarcan en relaciones románticas tan intensas como pasajeras y someras.

Por eso "Todo lo demás" se olvida con la misma rapidez con la que se engulle, pues su atractivo e ingenio se limitan a: un guión revisto, pronosticable y timorato en su trama pero que lega algunas frases sarcásticas puestas en la boca de Jason Biggs y Woody Allen (que, como ese amigo/consejero del personaje protagonista de Jason Biggs, se guarda los mejores diálogos de socarronería e ironía) que producirán muchas cómplices sonrisas y alguna (pocas pero alguna cae) esperada risa, en un gran sentido del ritmo por parte de Woody Allen en la puesta en escena, y en el buen hacer de su reparto que está muchísimo más acertado que los elencos de otros films de Allen (ejem ejem... sigo teniendo en mente lo descolocados en sus papeles que parecían Colin Firth, Emma Stone y Marcia Gay Harden en "Magia a la luz de la luna").

Así pues en "Todo lo demás" nos encontramos con una comedia romántica con toques de intelectualismo, y afable y agradable a la vista; con una oportuna puesta en escena (aunque su fotografía y su realización no vayan a cambiar la historia del cine precisamente), con unos intérpretes que encajan a la perfección en sus roles y que acaban siendo el mayor atractivo del film, con una dirección que sin ser memorable es de una ágil cadencia, y con un guion que si bien no aporta novedad, sorpresa o matices es resultón y tiene algunos detalles de humana complicidad que Woody Allen siempre aporta sea su film una obra maestra o una entrega menor en su filmografía (como es este caso).

Los fans de Woody Allen encontrarán en "Todo lo demás" un gran film del director (un film que tiene todos los ingredientes con los que salivan sus admiradores: protagonista escritor/cineasta como el propio Allen, chistes de judíos hechos por un judío, visitas al psicoanalista o al doctor, novia maniática, suegra alocada, preguntas sobre la muerte y la existencia, etc.), mientras que el resto de los cinéfilos que preferimos otro tipo de cine nos toparemos con una comedia rescatable dentro del cine de Woody Allen, con un gran sentido del ritmo (cosa que no siempre Allen logra), con un reparto mas inspirado de lo normal en su cine, y con un guión más que visto pero con detalles de astucia y complicidad. Suficientes ingredientes para hacer a "Todo lo demás" un largometraje entretenido en casi todo momento y completamente tolerable. Una cinta que no parece tener muchas pretensiones y que es por ello por lo que no podemos gozar de otra "Blue Jasmine".

Lo peor: El inconformismo de Allen a la hora de escribir este guión (nos da lo mismo de siempre sin holgura en los matices)...
Lo mejor: ... que a pesar de ello el libreto lega alguna frase de sarcasmo muy lograda. La interpretación de Woody Allen...