La saga/precuela/spin-off de "Harry Potter" nos ha dado éste 2022 un largo entretenido y con algún que otro aliciente para los fans del mundo mágico creado por J.K. Rowling (admito que es mi caso desde la infancia hasta la vida adulta), pues lo descrito en las novelas y sugerido en las cintas de "Harry Potter" se nos muestra por fin en esta "conclusión" (muy entre comillas, que esta serie continúa con éxito comercial y no dudo que seguirá dando lugar a nuevos relatos relacionados con los personajes afamados de las páginas de Rowling (la familias Peverell, Dumbledore, Potter, Ravenclaw, Malfoy, Lestrange, Black y demás). Así que sí, el famoso duelo entre Dumbledore y Grindelwald que ya se nos dejó caer en la novela "Harry Potter y la piedra filosofal" (1997) en cierto momento en el viaje del Expresso de Hogwarts al fin tiene lugar.

La trama va atando cabos sueltos que la más torpe "Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald" (2018) dejó de forma necia y estúpida, hace las referencias justas y necesarias a los que hemos visionado las dos cintas predecesoras ("Animales fantásticos y dónde encontrarlos" (2016) y "Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald") sin abandonar por ello a los que se presenten por primera vez en una cinta sobre el mundo mágico de .JK. Rowling. Pues "Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore" ofrece una aventura de fantasía confortable, que no llega a las cotas de ingenio y hondonadas en el desarrollo argumental como otras cintas del género ("El Señor de los Anillos" (2001), "Mary Poppins" (1964), "Eduardo Manostijeras" (1990), etc.), pero que en su trama clásica y troncal (la de unos héroes contra un villano) se sucede con un dinamismo acomodado y ordenado mientras va ofreciendo detalles de llamativos y atractivos de magia (ojo a ese uso innato y majestuoso de la magia por parte del personaje de Albus Dumbledore) y criaturas (el bowtrucle y el escarbato siguen apareciendo con la misma ternura que en la primera película).

El argumento se sitúa con la comunidad mágica cerca de las elecciones a Mugwump Supremo (algo así como el representante mundial de los magos, una especia de ONU de fantasía). El magorracista Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen) pretende hacerse con ese poder, pero su antiguo amigo Albus Dumbledore (Jude Law) recluta en secreto a una serie de magos y brujas para que no le pierdan el ojo y acaben con sus planes. Todos los personajes de las dos cintas anteriores hacen acto de presencia y van confluyendo de forma coherente hasta un desenlace natural y diligente (que ya es bastante dado el desastre de guion que supuso "Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald". Esta vez Rowling se une al guionista estandarte de las películas oficiales de "Harry Potter" (Steve Kloves) y el film lo agradece sobremanera).

Un guion ajustado y complaciente que sostiene una puesta en escena de relumbrón (el gran presupuesto de la cinta se aprovecha con un vestuario capacitado, con un atrezzo de categoría, y con unos efectos especiales gustosos, con unas apariciones y desapariciones deslumbrantes, unos fogonazos muy estilizados, y una animación muy definida en sus animales de fantasía entre otras virtudes. Y por supuesto la cinta cuenta con unas actuaciones sólidas. Redmayne, Ezra Miller o Dan Fogler ya no tienen el protagonismo de la cinta de 2016, pues sus personajes en esta ocasión son más limitados y unidimensionales si cabe, pero Law tiene un caramelo con su distinguido, autoexigente y apacible Albus Dumbledore... y lo aprovecha en cada expresión. La otra cara de la moneda la pone un Mikkelsen a ratos desubicado a ratos apático, queda confirmado que resulta incomparable al extravagante y carismático Grindelwald que nos regaló Johnny Depp. Se nota que Mikkelsen fue un "apaño", una sustitución a última hora, y no sé si será porque tuvo poco tiempo para prepararse el personaje o porque el casting fue apresurado, el caso es que cuesta creer que este villano sea capaz de atraer a un solo seguidor. Esto aleja a la audiencia de tanto en cuanto porque no queda natural que tenga tantos y tantos adeptos). Yates ya se ha curtido desde su errática "Harry Potter y la Orden del Fénix" (2007), y maneja la cámara con habilidad y naturalidad (aunque no con una brillantez loable). La banda sonora por su parte es eficiente, pero es reciclada de todas las películas predecesoras (películas con Harry Potter incluidas).

Así pues tenemos una película decente, que cumple su objetivo de amenizar a todo espectador amante del género de fantasía (si no lo es, esta cinta no le dirá nada o incluso le aburrirá. Pues no estamos ante un largo que sepa traspasar géneros a lo "El Señor de los Anillos: Las dos Torres" (2002) o "Hellboy: El ejército dorado" (2008)) pero que no nos hará emocionarnos de forma continuada. De tanto en cuanto nos alegrará con sus cabriolas audiovisuales mientras nos entretiene con su relato manido pero completado.

Recomendable a los aficionados de todas las edades al cine de fantasía, e indispensable para los Potterheads. Pues, sin llegar a las cotas de "Harry Potter y la piedra filosofal" (2001), "Harry Potter y el cáliz de fuego" (2005), "Harry Potter y las reliquias de la muerte Parte 2" (2011) o "Animales fantásticos y dónde encontrarlos"... lo cierto es que "Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore" es capaz de superar a "Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald" o "Harry Potter y las reliquias de la muerte Parte 1" (2010). Digamos que se queda en un "Harry Potter y el misterio del Príncipe" (2009). Y si hablamos de largometrajes de aventuras de fantasía, la cinta se pone al nivel de "Encantada" (2007), "Peter Pan" (2003), "La niñera mágica" (2006), "Alicia en el País de las Maravillas" (2010), "Shazam!" (2019), "Piratas del Caribe: En mareas misteriosas" (2011), "Mi amigo el gigante" (2016), "El regreso de Mary Poppins" (2018) o "Maléfica: Maestra del mal" (2019) que no está mal pero tampoco maravilloso.

Lo mejor:...