A pesar de que la música en el cine de Clint Eastwood siempre ha ocupado un lugar capital (desde el brillante biopic que realizó sobre el saxofonista Charlie ’Bird’ Parker en 1988 pasando por las inolvidables bandas sonoras que han acompañando a sus obras maestras "Mystic River", "Invictus", "Sin perdón" o "Gran Torino" en sus puntos clave), fue en 2014 cuando Eastwood se puso por primera vez tras las cámaras para dirigir un musical con este "Jersey Boys": una adaptación del galardonado musical de Broadway del mismo nombre basado en la vida y avatares de este cuarteto de músicos y cantantes (el rey del falsete Frankie Valli, el cantautor y creador de las melodías del grupo Bob Gaudio, el bajista Nick Massi y el guitarrista y protegido de la mafia de aquel entonces Tommy DeVito), que hicieron furor en los 60 y que batieron todos los records en las listas de éxitos (sin llegar al fenómeno de otros artistas de su época como Elvis Presley o los Everly Brothers) con sus canciones ligeras de mezcla de pop y soul (quizás la más recordada internacionalmente sea la imperecedera y sobresaliente "Can't Take My Eyes Off You").

Tras visionar "Jersey Boys" se nota que Eastwood tiene cariño a este tipo de música en general y a este grupo norteamericano en particular (pues muestra un total respeto tanto por sus melodías como por sus personajes)... pero también se nota que el cineasta estadounidense no tiene tablas para imprimir ritmo, frescura y perspicacia a un musical (¡vamos!, ¡que no es Rob Marshall y su "Chicago" (2002), ni Adam Shankman y su Hairspray" (2007), ni Robert Wise y sus "West Side Story" (1961) y "Sonrisas y lágrimas" (1965)! Todos estos directores con experiencia previa en musicales).

Y es que Clint Eastwood tiene, en esta ocasión, una manera de relatarnos la vida de estos cuatro músicos (primero llamados "The Four Lovers", más adelante" The Four Seasons" y finalmente "Jersey Boys") sombría, monótona y anodina... ya sea por culpa de un guión que pasa por la superficie de todos sus personajes y acontecimientos haciendo que impliquen poco o nada (en el aspecto de sus vidas privadas todo lo que ofrece es demasiado tipicón, simple y revisto, en el aspecto del estudio musical... digamos que incluso "Sonrisas y lágrimas" realizaba un estudio más implicante, y en el del trato de este grupo con la camorra no tenemos precisamente un análisis del crimen como el de Coppola en "El padrino", el de Ridley Scott en "American Gangster" o el de Scorsese en "El lobo de Wall Street. ¡Ya quisiera ésta "Jersey Boys"!), ya sea por culpa de una dirección que no imprime carácter a los números musicales (números que por cierto no ocupan tanta parte de la cinta como se podría haber esperado como film de género musical).

Así pues tenemos en "Jersey Boys" la vida en la gran pantalla de este afamado conjunto desde que toma forma en los locales nocturnos hasta que se disuelve, pasando por su coronación del éxito... todo relatado con la misma corrección y deferencia que con la misma frialdad, estoicismo, previsibilidd y circunspección. Pues sucede que el libreto nos presenta la usual vida de estos cuatro personajes con mundaneidad, topiquez y trivialidad (el film se limita a ofrecer entre canción y canción escenas pronosticables (y algo reiterativas) de sus personajes negociando las condiciones de sus contratos, de sus arreglos mafiosos, haciendo el gamberro por las calles o ligoteando sin audacia. Todas escenas en absoluto novedosas, extraordinarias o profundas en su desarrollo) y sin ingenio, agudeza, vigor y robusta profundidad. Los avatares de estos chicos son tan manidos como hueros e insípidos, unos avatares que apenas aportan construcción a sus personajes (el tímido, el ligón, el ambicioso, mafiosillo...) que se quedan en el mero boceto y que merecieron muchísimo más (en especial los personajes de Tommy DeVito y de Bob Crewe (muy bien interpretados por Vincent Piazza y Mike Doyle respectivamente) que pedían a gritos mayor introspección y estudio).

Por su parte, la dirección de Clint Eastwood tras las cámaras tampoco ayuda demasiado a levantar el guión. El director si bien ofrece planos precisos y una correcta edición (el metraje al menos no aburre en demasía gracias a esto) no es capaz de imprimir temperamento en el aspecto musical (el Singin' in the Rain del film del mismo nombre, el Mein Herr de "Cabaret", el All That Jazz de "Chicago", el You Can't Stop the Beat de "Hairspray", el America de "West Side Story"... eso es imprimir carácter a un número musical), pues en casi toda actuación y canción de "Jersey Boys" se sufre de planos estáticos y alejados que llegan incluso a hacer tediosos esos minutos de música... unos minutos que debieron ser más continuados y realizados con mayor dinamismo, habilidad y pujanza.

En fin. Como biopic es correcto, con una dirección que no pasa del aceptable en líneas generales, con grandes defectos y oquedades en el guión, pero con una cinematografía de gran plasticidad (se destaca su tenue iluminación y su colorido vestuario de época) y unas pertinentes interpretaciones que nunca desentonan (aunque los intérpretes poco pueden hacer con unos personajes que no lo dan todo en el guión). Al menos la cinta no aburre en casi ningún momento, pero se olvida muy fácilmente por culpa de su débil y timorato tratamiento argumental... algo que se lamenta al ser este largo un trabajo de Clint Eastwood que ha dado tanto y tan bueno al cine en las últimas décadas como director. Desde luego estamos ante una obra menor del cineasta y tan solo recomendable para los muy muy fans del cine musical a los que les baste escuchar bonitas melodías en la gran pantalla.

Lo mejor: Evidentemente su música y todos los temas de los Jersey Boys fusión de jazz, soul y pop (aunque en el film no los escuchemos en su mejor versión). Las interpretaciones.
Lo peor: El fútil trabajo del guión respecto a la construcción de sus personajes. La falta de chispa y sagacidad en sus acontecimientos.