De gran factura, de resuelto compás y de un sentido del humor tan audaz y gamberro como fresco y sorprendente, así es "Zootrópolis" a pesar de no contar con el mejor de los argumentos.

De todos los largometrajes de animación que he tenido la suerte de ver en este 2016, "Zootrópolis" es sin lugar a dudas la cinta de mayor perspicacia, ritmo y empaque (aun más que la simpática "Buscando a Dory" de Pixar). Disney Animation Studios confirma que su incremento de calidad en sus cintas desde la llegada de John Lasseter a estos estudios de animación no ha sido una mera casualidad... sino un agradable hábito (en mi opinión, y con permiso de la obra maestra "Inside Out", largos como "Frozen", "¡Rompe Ralph!" o "Big Hero 6" no tienen nada que envidiar a lo último de Pixar... sino que incluso superan sin despeinarse a cintas como "El viaje de Arlo" o "Monstruos University"), una deliciosa remesa de cintas familiares que no solo el público infantil disfruta una y otra vez como algo inolvidable, sino que todo espectador amante del buen cine sabrá saborear con gusto.

"Zootrópolis", si bien en mi opinión no llega al nivel de films como "Frozen", "Rompe Raplh" o "Big Hero 6" en su trabajo de desarrollo argumental profundo y multidimensional (y tampoco es capaz de convertirse en un clásico instantáneo de una iconicidad sobresaliente como "El Rey León" o "Buscando a Nemo"), es una destacada cinta de animación para toda la familia claramente superior a la media del cine contemporáneo.

El largometraje de aventuras para todo público que nos ofrece Disney en esta ocasión nos narra los avatares de una joven y pequeña conejita llamada Judy Hopps, una mamífero recién graduada como policía que trata de hacer con su trabajo "un mundo mejor" en Zootrópolis; una ciudad en la que conviven civilizada y pacíficamente los antes llamados depredadores y presas. Sin embargo el caso de la misteriosa desaparición de varios depredadores desata una pseudo-guerra racial de la que Hopps se siente en parte responsable. Tan solo que Hopps resuelva el misterio policíaco hará que la ciudad vuelva a la calma y la convivencia.

Es innegable que Byron Howard ha logrado con "Zootrópolis" una cinta completamente entretenida y agradable para todo público. Y es que la trama es ágil e intrépida desarrollándose con dinamismo, por lo que nos mete con total facilidad en su argumento de "trama policíaca". Su presentación de personajes no es excesiva y resulta de lo más entrañable a nivel visual, su nudo es apresurado y decidido, quizás su desenlace sea algo más denso y reiterativo con las habituales escenas de acción de persecuciones, caídas y demás, pero el saldo del film es notoriamente positivo en cuanto a entretenimiento y diversión se refiere.

Estamos ante una historia que no deja de ser revista y algo tópica (al menos para cualquier espectador que sea habitual en las salas de cine), con una buena "muy buena" conejita que "cumplirá su sueño si pone esfuerzo y ganas", no falta el amigo "granuja y graciosillo" y una malvada con malvados planes, y su resolución es más que previsible. Así que no estamos ante un "Inside Out", no estamos ante una cinta de animación de gran madurez e ingenio en su drama. Sinceramente esperaba una notable sorpresa con "Zootrópolis", y me he encontrado ante una buena película con varias risas pero que olvidaré más pronto que tarde.

No es, pues, por su desarrollo dramático (algo superficial y gris... y sin evitar algún que otro tópico sobre el "cumplir los sueños con esfuerzo y dedicación") por lo que "Zootrópolis" logra cautivar durante su visionado. Es, junto a su rítmico compás, por contar con un sentido del humor de lo más desvergonzado, ocurrente y atrevido (aunque es cierto que no todas sus gracias son atinadas, hay algunas que compensan el metraje de una manera increíble: atención a su parodia a "El Padrino" (la mejor parodia de este film que he visto jamás, y eso es decir mucho) y a los funcionarios-osos perezosos, esa secuencia es pura maravilla cómica (esos perezosos merecen un largometraje propio), y por contar con una factura visual sobresaliente que capta la atención del espectador sin esfuerzo (con unos escenarios de un colorido y una iluminación de una habilidad inmensas, y con un diseño de personajes delicado... aunque su diseño no sea precisamente original (sus personajes no se nos quedarán en la memoria como los minions, el Sully de "Monstruos SA", la Edna Mona de "Los Increíbles" o la Dory de "Buscando a Nemo"), presumen de unos movimientos faciales tan detallistas como tiernos (atención a los movimientos de nariz de la conejita protagonista, al movimiento del cascabel de la ovina teniente-alcalde o a las respiraciones iracundas del jefe de policía búfalo).

En definitiva estamos ante un largometraje animado que no alardea de originalidad argumental y que no nos va a sorprender como otros grandes largos de animación, ni tampoco va a profundizar en dramas y matices como aquellos, pero que se guarece en su agilidad narrativa, en su perspicacia cómica y en su diseño animado. Aunque no indispensable dentro del género animado, "Zootrópolis" es del todo recomendable para pasar un buen rato en familia, distraerse y reírse mientras los críos... y los no tan críos volvemos a ver en la pantalla que el odio del racismo, el clasismo, la xenofobia y la homofobia no llevan a ninguna parte más que la de la autodestrucción social.

Lo mejor: Sus notas de humor, en especial la secuencia de los osos perezosos...