Adaptación de una obra teatral del Reino Unido que no es más que una entretenida y simple comedia de enredo con sarcasmo e ironía inglesa hacia las tonterías de la nobleza, la alta sociedad británica, sus relaciones entre status sociales y las pomposas estrellas del cine Hollywoodiense.

Ambientada en los años 50, en la mansión de una condesa inglesa, la trama nos lleva por los derroteros de la comedia de enredo por culpa de un compromiso matrimonial inesperado entre el hijo de la condesa y una actriz de Hollywood.

El enredo es sencillo, pero triunfa en entretener y hacerse simpático (aunque no es desternillante) porque es bien llevado por la mayoría de sus actores, y en muchos de los momentos sus diálogos y personajes rezuman ese humor inglés del "fino" y sutil. Esta película es un exponente de ese humor británico tan característico que, lejos de ser zafio, burdo y escatológico, está cargado de guasa y sátira fría con frases bastante trabajadas.

La verdad es que esta comedia inglesa con un enredo simplón y un humor inteligente pero más blanco que una patena no hubiera triunfado de no ser por las actuaciones y el carisma de sus intérpretes: Julie Andrews como condesa y señora de la mansión (y jefa de los divertidos embrollos) está perfecta y aporta glamour y clase a la vez que deja salir una vis cómica comedida con la que se burla con elegancia y diversión de las cosas sin que uno se de casi cuenta. Un amanerado Colin Firth echa un cable a la película como primo de la familia que solo está allí parra aportar aun más sorna y cotilleo. William Baldwin se hace campechano como el machote norteamerico Don Lucas. Y Sophie Thompson como la bondadosa sirvienta Moxy esta muy graciosa y comparte una gran complicidad con Julie Andrews. Los únicos que no están a la altura de los demás son precisamente la pareja del compromiso formada por Jeanne Tripplehorn y Stephen Fry que están bastante sosos y desalmados en comparación (lo que contribuye a que los nobles se burlen con fina ironía del compromiso aun más).

Al final todos los personajes cotillean, se burlan y reaccionan con chispa ante un enredo con lios de parejas, farsas y malentendidos.

La correcta realización, la buena ambientación, la amena banda sonora, las buenas actuaciones, el sarcasmo en sus diálogos y alguna que otra buena situación liosa hacen de "Gente con clase" una sencilla pero movidita y divertida noche de burla y cotilleo elegante.

Lástima que le sobre tanta introducción y el ritmo de la cinta no comience hasta que no empieza el enredo de verdad.

Lo peor: Su aburrido primer acto.
Lo mejor: La mezcla de sarcasmo con finura y aflicción que hace Julie Andrews.