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3
5,9
52.132
Drama
Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
17 de septiembre de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la vida del cine comenzó a tomar forma dejó muchas obras maestras; algunas tradicionalistas y otras más surrealistas... pero todas ellas gozaban de una perfecta armonía en su conjunto que hacía despertar a nivel global fuertes sentimientos en la gente. Esas obras maestras presumían de un esfuerzo en su cinematografía, en su edición, en su música, en su guión, en sus actuaciones... que conjuntaban un fruto de ensueño.
En la actualidad parece que para que los críticos califiquen una cinta como obra maestra simplemente se debe aportar una narración de la trama desordenada y caótica, unos bonitos paisajes (no niego cierta belleza cinematográfica) y unas frases pseudofilosóficas livianas de dudoso calado (eso del argumento bien tejido y elaborado (cintas como "El caballero oscuro" (película que por cierto nunca fue tachada a priori como obra maestra por los críticos, pero que dejaba estruendosos aplausos en las salas... mientras que ésta cuenta con grandes críticas y deja descalificaciones en las salas (lo he vivido)) presumían de trepidancia y algo de discuntinuidad... pero con un sentido final) lo dejamos). Sinceramente, creo que eso puede hacerlo mucha gente, hasta el realizador más aficionado.
Porque esto es lo que me he encontrado en "El arbol de la vida". Una cinta que cuenta con una gran propuesta (la vida es efímera pero, como la naturaleza, es maravillosa... ¡qué gran potencial!) tirado por la borda por culpa de un desarrollo absurdo y pesadísimo, un tratamiento argumental perezoso (sí, PEREZOSO) y una filosofía más simple que el mecanismo de un chupete.
La película es "especial", sí... de esas que recomendaría a mis enemigos. El público al uso no podrá soportar su visionado sin echar una cabezadita, parlotear para no dormirse o, directamente, abandonar la sala (doy fe de que el 99% de la sala en la que la vi experimentó alguno de estos tres estados). Su preludio es eterno (Malick intenta imitar malamente el estilo que Kubrick aplicó a su "Odisea en el espacio". Muy original, Amenabar también lo intentó brevemente en "Ágora"), apenas hay diálogos, solo un montaje mareante (que no deja de resultar eterno y adormecedor) que llena sus minutos con escenas propias de cualquier documental de "La 2" (pero aquí sin ningún tipo de cohesión) y alguna frase de filosofía barata (como ya dije sobre "La delgada linea roja", Malick no es Nietzsche aunque le gustaría) que se le pasaba por la cabeza a Malick. Todas sus escenas son inconexas y el espectador tampoco puede hilarlas durante el visionado o su conclusión porque carecen de sentido en el argumento. El resultado es que el espectador sentirá lo mismo que puede sentir al contemplar durante horas una pared en blanco o una sucesión de diapositivas sobre la naturaleza (ahora que lo pienso, el metraje comienza con una cita del Santo Job... tal vez Malick lo que haya querido es darnos una lección y que experimentemos lo ardua que es la paciencia).
Afortunadamente el nudo...
En la actualidad parece que para que los críticos califiquen una cinta como obra maestra simplemente se debe aportar una narración de la trama desordenada y caótica, unos bonitos paisajes (no niego cierta belleza cinematográfica) y unas frases pseudofilosóficas livianas de dudoso calado (eso del argumento bien tejido y elaborado (cintas como "El caballero oscuro" (película que por cierto nunca fue tachada a priori como obra maestra por los críticos, pero que dejaba estruendosos aplausos en las salas... mientras que ésta cuenta con grandes críticas y deja descalificaciones en las salas (lo he vivido)) presumían de trepidancia y algo de discuntinuidad... pero con un sentido final) lo dejamos). Sinceramente, creo que eso puede hacerlo mucha gente, hasta el realizador más aficionado.
Porque esto es lo que me he encontrado en "El arbol de la vida". Una cinta que cuenta con una gran propuesta (la vida es efímera pero, como la naturaleza, es maravillosa... ¡qué gran potencial!) tirado por la borda por culpa de un desarrollo absurdo y pesadísimo, un tratamiento argumental perezoso (sí, PEREZOSO) y una filosofía más simple que el mecanismo de un chupete.
La película es "especial", sí... de esas que recomendaría a mis enemigos. El público al uso no podrá soportar su visionado sin echar una cabezadita, parlotear para no dormirse o, directamente, abandonar la sala (doy fe de que el 99% de la sala en la que la vi experimentó alguno de estos tres estados). Su preludio es eterno (Malick intenta imitar malamente el estilo que Kubrick aplicó a su "Odisea en el espacio". Muy original, Amenabar también lo intentó brevemente en "Ágora"), apenas hay diálogos, solo un montaje mareante (que no deja de resultar eterno y adormecedor) que llena sus minutos con escenas propias de cualquier documental de "La 2" (pero aquí sin ningún tipo de cohesión) y alguna frase de filosofía barata (como ya dije sobre "La delgada linea roja", Malick no es Nietzsche aunque le gustaría) que se le pasaba por la cabeza a Malick. Todas sus escenas son inconexas y el espectador tampoco puede hilarlas durante el visionado o su conclusión porque carecen de sentido en el argumento. El resultado es que el espectador sentirá lo mismo que puede sentir al contemplar durante horas una pared en blanco o una sucesión de diapositivas sobre la naturaleza (ahora que lo pienso, el metraje comienza con una cita del Santo Job... tal vez Malick lo que haya querido es darnos una lección y que experimentemos lo ardua que es la paciencia).
Afortunadamente el nudo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
... nos deja una historia familiar algo más implicante (la historia de un niño y su relación con su familia. Una historia mundana y escasamente emotiva (pero con algún momento de belleza cinematográfica) en la que el actor protagonista lo borda), aunque al final se quede en una mera anécdota al no ser bien rematada en su desenlace que vuelve a castigarnos con escenas de documental de "La 2", montaje atropellado y frases sin sentido dejando en evidencia el fraude de todo el conjunto (increíblemente horrenda la manera que tiene Malick de sesgar su propia historia, por no hablar de esa conclusión.... que más bien parece como si Malick se hubiera cansado de su propio film y hubiera decidido cortarlo a la mitad).
En fin. Reconozco que la filosofía de Malick nunca me ha convencido (ni antes ni ahora), y que me resulta tan personal y propia del autor como simple y boba (no me resulta ni universal y colectiva, ni profunda o recóndita). Y que el tratamiento narrativo que da a sus filmes solo trata de envolver esas frasecitas tan individuales y particulares con tedio y pedantería pretenciosa (no puedo entonces evitar pensar que Malick hace un cine para sí mismo que solo él puede gustar y comprender), es como si yo fuera aficionada a los coches y durante cada escena me diera por colar algunos planos de un bello lamborgini o de un desvenzijado mini sin ningún sentido o explicacion.
En este caso este egocentrismo no se suple con un buen desarrollo de los personajes que resulta pésimo (excepto el del protagonista) y por lo cual no nos importan absolutamente nada.
En definitiva. Cinta ideal para los que piensen que en una película solo la imaginería es importante... pero la trama y los personajes no lo son tanto; para los que piensen que falta de cohesión es sinónimo de intelectualidad y que frases como "la vida, ooohhh, la vida, la vida, ¿quien soy?, te doy la vida, no tengo nada" son de los más intelectuales y reflexivas.
Lo mejor: La banda sonora. Su nudo. Hunter McCracken.
Lo peor: Su preludio y su desenlace. Su excesiva pretenciosidad.
En fin. Reconozco que la filosofía de Malick nunca me ha convencido (ni antes ni ahora), y que me resulta tan personal y propia del autor como simple y boba (no me resulta ni universal y colectiva, ni profunda o recóndita). Y que el tratamiento narrativo que da a sus filmes solo trata de envolver esas frasecitas tan individuales y particulares con tedio y pedantería pretenciosa (no puedo entonces evitar pensar que Malick hace un cine para sí mismo que solo él puede gustar y comprender), es como si yo fuera aficionada a los coches y durante cada escena me diera por colar algunos planos de un bello lamborgini o de un desvenzijado mini sin ningún sentido o explicacion.
En este caso este egocentrismo no se suple con un buen desarrollo de los personajes que resulta pésimo (excepto el del protagonista) y por lo cual no nos importan absolutamente nada.
En definitiva. Cinta ideal para los que piensen que en una película solo la imaginería es importante... pero la trama y los personajes no lo son tanto; para los que piensen que falta de cohesión es sinónimo de intelectualidad y que frases como "la vida, ooohhh, la vida, la vida, ¿quien soy?, te doy la vida, no tengo nada" son de los más intelectuales y reflexivas.
Lo mejor: La banda sonora. Su nudo. Hunter McCracken.
Lo peor: Su preludio y su desenlace. Su excesiva pretenciosidad.