Intenso y sagaz biopic sobre los dos corredores de Fórmula 1 de los 70 Niki Lauda y James Hunt, y su gran rivalidad durante varios campeonatos mundiales (tanto dentro como fuera de las pistas).

La verdad es que esperaba que "Rush" fuera una película de carreras de coches como otra cualquiera de la media, con tópicos aquí y allá y superficialidad en sus momentos. Sin embargo "Rush" destaca con fulgor, siendo una cinta mucho más rica, natural y completa de lo previsto que gustará no solo a los que sean apasionados del mundo de la velocidad, sino a muchos más.

Lejos de usar como gancho principal del metraje las competiciones y los tecnicismos (que por cierto, también están cuidados al detalle y resultan palpitantes), Peter Morgan construye el relato centrándose en la psicología de los personajes trabajándola con mimo, complicidad y comodidad. Y así, tanto el gélido y disciplinado Niki Lauda como el desvergonzado y juerguista James Hunt conforman unos personajes verdaderamente interesantes, con dos filosofías de vida opuestas pero que consiguen cautivar ambas... en especial lo logra el personaje de Lauda (y aquí, la interpretación de Daniel Brühl tiene mucho que ver. Ya que eleva el metraje encarnando un personaje muy particular, tan serio y frío como intenso, inteligente y heroíco, que parece esconder en su mirada un secreto trascendental que jamás revelará. No sería de extrañar que el actor obtuviera una nominación al Oscar), mientras el personaje de Hunt al ser un joven más pueril no consigue enganchar tanto, sin embargo tiene sus matices y Chris Hemsworth también lo interpreta magníficamente con un gran carisma.

El guión de "Rush", pues, no nos permite abandonar a sus personajes bien edificados en sus miedos y aspiraciones. Y observamos momentos personales de ambos muy humanos (ya sea en situaciones empapadas una gran carga dramática o no), e introspecciones en off que acaban resultando una herramienta fundamental para el entendimiento de las situaciones. Cada diálogo o momento tiene su encanto, pero el apogeo siempre se acaba dando durante los poderosos y espinosos encuentros y desencuentros dialécticos de este par de pilotos (ya que los dos personajes resultan de lo más lenguaraces y divertidos cuando deben enfrentarse).

Pero el guión está muy bien trabajado en todos sus aspectos. Aun teniendo su corazón en los dos protagonistas, la trama deja que irrumpa la tensión y la grandeza de la competición deportiva cuando debe hacerlo (y gracias a sus precedentes argumentales, cada carrera acaba siendo una explosión de emociones), y tampoco deja pasar la oportunidad de mostrarnos las negociaciones viscerales de la Fórmula 1. El libreto es siempre dinámico, con suspense, agilidad y chispa.

Ron Howard por su parte está a la altura de las circunstancias con una de las mejores direcciones del año. La cinematografía es envidiable y el compás del film hace que dos horas nos parezcan una. La cinta tiene unas elecciones de planos maestras, y un montaje de matrícula de honor (por supuesto donde más se luce visualmente la batuta de Howard es en las carreras. El director las conforma con absoluto asombro acertando en cada plano y cada corte. Resultan una experiencia abrumadora). El diseño de escenarios es asombroso, el vestuario una delicia, la fotografía impresionante, y la banda sonora resulta aceptable.

En definitiva, con "Rush" no faltan los momentos de sorpresa, impacto o emoción heroíca siempre implicándonos con sus protagonistas a los que queremos ver triunfar o caer cuando lo merecen. Una de las mejores películas que he visto de 2013.

Lo mejor: Daniel Brühl.
Lo peor: Quizás los personajes secundarios acaban siendo algo olvidados en el libreto.