Solo por la puesta en escena, la banda sonora y las actuaciones, esta película es clásica y merece verse. "Cabaret" goza de una gran ambientación y fotografía. Ese ambiente cabaretero viciado a humo de tabaco, polvos de maquillaje y focos de colores es simplemente magnífico. Los números musicales son realmente perfectos y maravillosos (y lo mejor de todo es que no hace falta que tengan un despliegue espectacular para serlo). Las actuaciones están todas muy bien, en especial Liza Minelli, que es capaz de transmitir lo mismo fragilidad que fortaleza y energía, y el electrizante maestro de ceremonias Joel Grey, que ojalá su personaje hubiese tenido un mayor protagonismo porque deja con ganas de más. El resto de personajes (Michael York y compañía) no es que estén mal, pero no llegan al nivel de Liza Minnelli y Joel Grey que destacan continuamente. Pero el fallo de Cabaret está en el desarrollo argumental.

La historia del trío amoroso es, de por sí es muy atractiva. Es una historia desenfadada llena de liberación, hedonismo y diversión en tiempos no muy esperanzadores. Tiene personajes muy ricos que no pueden evitar su humanidad y su fragilidad. Lo cierto es que la cinta tiene momentos muy dramáticos y escenas muy buenas. Pero la historia flojea en muchos puntos de la película donde se desarrolla demasiado lentamente. Lo mismo que tiene sus puntos álgidos, tiene sus puntos bajos que no nos aportan nada ni nos dicen nada, que aburren y alargan una historia que a veces resulta algo pesada. Además, tal vez la película supuso algo de transgresión en su tiempo, pero a estas alturas la verdad es que no nos dice nada nuevo ni demasiado original.

Lo mejor: Los números musicales.
Lo peor: Que su historia ha quedado demasiado desfasada.