Durante la grabación en 1991 de su disco homónimo, también conocido como "Black Album", Metallica contrató los servicios de Michael Kamen, que compaginaba su labor como compositor de bandas sonoras para films (Brazil, Los Inmortales, Arma Letal, X-Men...) con colaboraciones con músicos de rock como la banda Pink Floyd, Eric Clapton, David Bowie, Bryan Adams, etc. Su tarea fue la de introducir arreglos sinfónicos para una de las canciones más conocidas de la banda de heavy metal, la balada "Nothing Else Matters". Dichos arreglos apenas se pueden escuchar en la mezcla final, algo que a Kamen no le sentó muy bien, si bien a Metallica sí le encantó su trabajo. De hecho, como cara B de uno de sus singles, publicó una versión en la que sólo se escucha la voz de Hetfield, una guitarra acústica y la parte sinfónica con mucha más nitidez.

En aquel momento, y fruto de esta primera colaboración, a Kamen se le ocurrió la idea de realizar todo un concierto con arreglos sinfónicos. Metallica no mostró ningún interés hasta ocho años después, periodo en el que se convirtieron en uno de los grupos más exitosos del heavy metal, no tanto a nivel compositivo como de ventas. Hubo otros dos polémicos discos por medio, Load y Reload, cuyos temas se convertirían, juntos a los del Black Album, en el grueso del repertorio de este S&M.

El concierto comienza con "The Ecstacy of Gold", una pieza de Ennio Morricone perteneciente al film "El bueno, el feo y el malo" que desde sus inicios Metallica utiliza como intro en sus directos. Como curiosidad, se interpretó sin la bendición del compositor italiano al enterarse que se eliminarían las partes vocales. En cuanto al repertorio, este repasa, con más o menos acierto, la práctica totalidad de su discografía, obviando su debut "Kill 'Em All" seguramente porque sus canciones son demasiado thrasher para introducir arreglos sinfónicos. Además, incluyen dos temas compuestos para la ocasión: "No Leaf Clover" y "-Human".

Un concierto de lo más curioso, con unos Metallica a los que no les tiembla el pulso a la hora de experimentar, sin importarles cómo les va a salir la jugada. En este caso, creo que salen muy bien, aunque no llegan al sobresaliente. La orquesta sinfónica hace que unos temas adquieran una nueva y más que interesante dimensión, como en los casos "The Call of Ktulu", "The Outlaw Torn" o "Bleeding Me". Otros, sin embargo, tienen un flojo resultado, como en "Enter Sandman" o "Battery". Además, hablamos de un directo muy contenido y menos cañero que los Metallica "a solas", sobre todo si los comparamos con los directos del "Live Shit: Binge & Purge".

Para concluir, recomiendo el visionado en DVD, donde tenemos la opción de escuchar a la banda o a la orquesta por separado.