La participación de Christopher Plummer en esta lamentable producción es especialmente patética. Es peor que la bajada al barro de Bela Lugosi para luchar contra un pulpo de goma en aquella memorable cinta de Ed Wood. Y es peor porque era un actor famoso en la plenitud de su carrera, y no un viejo actor acabado, el que se embarcaba en semejante subproducto, surgido con descaro a la sombra del éxito de “La guerra de las galaxias”.
Solo hacía una docena de años que había cantado “Edelweiss” en “Sonrisas y lágrimas”. Aquí “cantaba” pero de otra manera.
Podría haber ignorado que los efectos especiales iban a ser de vergüenza ajena, el vestuario propio de una fiesta de disfraces y los decorados sacados de un teatrillo del colegio, pero debería haber leído antes ese horroroso guion, que parecía improvisado por un niño pequeño (y de pocas luces).
Hemos visto a Robert De Niro, Al Pacino, Jeremy Irons…hacer el ridículo por un cheque, pero de verdad, que esto es tremendo. Para quien no la haya visto, ya le aviso: es mucho más cutre de lo que se imagina.
Repasemos el resto del reparto:
El que hacía de robot era el más afortunado, porque no enseñaba el rostro para la posteridad.
Joe Spinell era el malo, el Conde, una especie de Conde Drácula que a mí me recordaba al de los Teleñecos.
Marjoe Gortner, con peinado arrebatador, conoció tiempos mejores y llegó a formar parte del reparto de “Terremoto”. Aquí utilizaba el sable láser con entusiasmo. Ya puestos a copiar “La guerra de las galaxias” que fuera a lo bestia.
¡David Hasselhoff! Cualquiera actor se hubiera hundido al comienzo de su carrera por aparecer en este pestiño interestelar, pero él no. Terminaría protagonizando dos series de televisión de gran éxito: “El coche fantástico” y “Los vigilantes de la playa”. Todo un superviviente.
La pobre Caroline Munro (“El viaje fantástico de Simbad”, “La espía que me amó”), se pasaba toda la película en bikini. Su pelea con las guerreras de la reina Corelia (todas en bikini también) es inenarrable.
La reina Corelia (Nadia Cassini) se encontraba en su salsa. Protagonizó después peliculones como “Jaimito y la enfermera arman la guerra en el hospital”, “La profesora baila con toda la clase” o “La doctora seduce al coronel”. En los carteles de estas películas (se pueden ver en filmaffinity) se observa que lo importante era el volumen de su trasero.
Y ya de los neandertales no voy a hablar.
A lo mejor doy pena si digo que yo vi “Star Crash” en el cine (y no debí tener lo suficiente, porque después me vi “El humanoide”). Pero es tan cutre que resulta simpática. Ideal para echarse unas risas, y para demostrar que no siempre es fácil hacer cine, sobre todo si has calculado mal los medios a tu disposición.
Aunque no sé si Christopher Plummer se reiría viendo el resultado final.