En sí es una idea muy buena... para una narración mitológica. Cuando quieres meter en pleno siglo XX la historia de una niña que resulta que ha despertado los amores del mar te das cuenta de que hay cosas que no cuadran.
En primer lugar, porque al parecer todo el mundo de la cinta parece aceptar lo que dice la "bruja" del pueblo acerca del mar sin pedir explicaciones y sin darse cuenta de que es la mayor tontería que han oído jamás, y para terminar, porque es una forma un poco sosa de explicar los sencillos accidentes de la vida, léase, los naufragios, las tormentas y las tempestades en mitad del mar.
Lo único bueno que tiene la película son los paisajes (¿en esa isla nunca se nubla?) y los actores (por lo que parece, tiempo atrás se realizó un Proyecto para la Mejora de la Población de la Isla, porque la única fea es la "amiga" de la infancia de la protagonista, que cómo no, hace de patito feo)