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España España · Esplugues de Llobregat
Voto de Little planet:
2
Romance. Drama Cuando Anastasia Steele, una estudiante de Literatura de la Universidad de Washington (Seattle), recibe el encargo de entrevistar al popular y joven empresario Christian Grey, un millonario de 27 años, queda impresionada ante su extraordinario atractivo. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarlo, pero no lo consigue. Cuando la pareja, por fin, inicia una apasionada relación, a Ana le sorprenden las peculiares prácticas eróticas de ... [+]
10 de noviembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo reconozco: sería totalmente injusto ponerle un 1 a esta película dados los momentos de hilarante carcajada que me ha brindado. Los intentaré desglosar de la forma más lógica y coherente posible (tarea harto difícil, dado lo demencial e inconexo de la... ¿trama? [no sé si el relato continuado de sucesos que se encadenan merecen este nombre]).
El primero de ellos, la situación de ella: me parece fascinante eso de reservar su flor para alguien que la merezca y que se la acabe dando a un tipo que ya te dice que no hace el amor, sino que *tirorí* duro (por "tirorí", entiéndase esa palabra que empieza por "f" y acaba por "olla" que me podrían censurar en cualquier foro de internet). ¡Ole ese criterio! De cero a cien en diez segundos, ríase usted de los bólidos de la fórmula 1.
El segundo de ellos, la reacción de ella ante las pistas que le indican que "igual" los gustos del señor Grey no son todo lo convencionales que a ella le gustaría: pero vamos a ver, chiquilla... ¡Si el cuarto rojo de Grey parece el taller del de Bricomanía! ¿Qué te crees, que si tiene todas esas herramientas sólo va a utilizar un destornillador de estrella o una llave Allen? No, hija, no...
El tercero de ellos (y que da nombre a mi crítica), es el concepto del "sadocalzonazos". O sadomasoquista romántico. O "Cincuenta moñas de Grey", lo que prefiráis. O "soy chungo, muy chungo, pero eso sí, te voy a pedir permiso, porfa, porfa, porfa, para ver si te puedo atar y pasar el plumero por encima. ¡Ah! ¿Te he dicho ya lo chungo que soy? Por cierto, para que veas también cómo llego a ser de oscuro y misterioso, me pongo a tocar melodías tristes al piano. Que se note que tengo sentimientos. ¡Ah! Pero soy muy chungo, no lo olvides; aunque eso sí, te seguiré como un perrillo hasta donde sea si hace falta". Y es que el niño nos ha salido así de cansino...
El cuarto de ellos, aunque se infiere de todos los puntos anteriores, es el de los estereotipos que preñan cada fotograma de esta película: la estudiante brillante y recatada a la que le va la marcha, pero sólo lo justito, y que sueña con "redimir" al oscuro Grey o en su defecto, domesticarlo. Y qué decir de él, Christian Grey, millonario, guapo y vicioso, acostumbrado a tener el mundo a sus pies, y frustrado y confuso ante la constatación de que ni todo se compra, ni todos se doblegarán a él: ¡felicidades, machote! ¡Bienvenido al mundo real!
Y quinto: desde los hermanos Marx, que un contrato no me hace reír tanto. Aunque la diferencia estriba en que en el caso de "Cincuenta moñas de Grey", ésa no era la intención. O eso creo.

Ya no me meto con las consideraciones morales y éticas (quizás las más obvias), que las habría para rellenar muchos más párrafos. Pero ya he perdido dos horas a causa de esta película y, francamente, no merece más.
Little planet
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