Como todos, mucho había escuchado hablar de "Un tranvía llamado deseo", tanto de la obra teatral de Tennessee Williams, como de la famosa adaptación cinematográfica dirigida por Elia Kazan, pero nunca la había visto. Recordaba aquellas referencias a la obra incluidas por Almodovar en "Todo sobre mi madre". Tras ver este "Blue Jasmine", de Woody Allen - film que me gustó mucho, sobre todo por la avasalladora actuación de Cate Blanchett - y escuchar una y otra vez a la gente comentar que la historia estaba inspirada en la obra de Williams, finalmente me largué a ver la "versión original" =).

Y FUE UNA DECEPCIÓN GRANDE. No solo me encontré con un film notablemente inferior al de Allen, sino también con un obra de teatro filmada, y no una adaptación verdadera al formato cinematográfico. En esta cinta de Kazan, nada parece cine; hasta la fachada exterior de la casa donde sucede la acción, parece uno de esos decorados que se utilizan comúnmente en los escenarios de un teatro.

Las similitudes de "Jasmine" con esta son evidentes: la mujer venida a menos socialmente que vuelve con el caballo cansado a la casa de su hermana, casada esta con un trabajador de clase baja, más la lenta pérdida de la razón sufrida por la prota.

Pero mientras aquella gozaba de una actuación protagónica estupenda, en Streetcar tenemos a una Vivien Leigh sobreactuando de forma exagerada, con tonos y gestos ampulosos. Me sorprendió porque la actriz ganó el Oscar de su año por este film, pero yo no me creí su personaje en ningún momento. La acompaña una Kim Hunter de actuación correcta, y por último tenemos a Marrón Blando, eh, digo, Marlon Brando, toda la película en camiseta y mostrando lomo para las chicas de la platea. Esto me dió la sensación de estar viendo a la saga Crepúsculo de los años 50.

Para el que le interese:
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