Hay una anécdota que suele contar el periodista argentino Samuel "Chiche" Gelblung. En el Atolón de Mururoa, a raíz de una prueba nuclear, miles de pescados muertos habían copado las playas. La revista para la que trabajaba lo envió a cubrir ese suceso, pero llego tarde: cuando arribó, las playas estaban limpias. La marea ya se había llevado a todos los peces. Pero no permitió que este inconveniente le impidiera ilustrar la nota, así que fue en auto hasta una pescadería, compró mucho pescado, y lo desperdigó por la playa para sacar la fotografía.

El tipo lo cuenta sin ponerse colorado, porque, de acuerdo a su visión, la noticia era real y lo que hizo no violaba la ética periodística.

Entre las reviews en FilmAffinity de Tierra Sin Pan, el célebre documental español que hizo Luis Buñuel en 1932 denunciando la miseria y el hambre en la comarca española de Las Hurdes, parece haber también bastante gente con tolerancia a la fabricación de pruebas.

Por ejemplo:
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16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
"¿Alguien dijo que los documentales deben ser objetivos? Yo no he visto ninguno, ni siquiera los de los animales de las horas de la siesta."
O si no, ¿qué significa ese niño conmovedor escribiendo en la pizarra: “No desearás los bienes del prójimo”
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A ver, macho: todos los documentales son subjetivos, en tanto el director decide que mostrar y que no, que incluir en su film y que obviar, y dónde poner el énfasis de acuerdo a su intencionalidad y a su "línea editorial".

PERO HAY UNA DIFERENCIA GRANDE ENTRE SUBJETIVIDAD Y MANIPULACIÓN DESCARADA DE LOS HECHOS. Escenificar "sucesos" que nunca ocurrieron y hacerlos pasar por verídicos, es vergonzoso y no puede ser tolerado, ni siquiera a un director tan emblemático como Buñuel. En este corto tiraron fruta como locos.

Mas allá de las numerosas "trampitas a la realidad" que fabricó el cineasta español en este corto, hay otras cosas que, nada más de verlo, huelen a tufillo manipulador: