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4
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Comedia
Cuarta entrega de las aventuras del casposo policía José Luis Torrente. En esta ocasión encontramos a nuestro (anti)héroe en una situación delicada. Tras varios intentos fallidos de llevar una vida digna (como si eso fuese posible), decide aceptar un peligroso encargo que le hace un viejo conocido. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
José Luis Torrente es un personaje agotado.
Quedó claro por la pobre repercusión aquí en Argentina, donde el personaje de Santiago Segura tuvo desde siempre una legión de seguidores muy numerosa. Pero esta "Lethal Crisis", pasó por los cines porteños sin pena ni gloria.
Mucho de este fracaso yo se lo atribuyo al abusivo uso del recurso del cameo, que comenzó en la tercera parte de la saga pero se agigantó en esta entrega. Lo que pasa es que salvo los dos compatriotas futbolístas y el mega-maraca cantor de David Bisbal, al resto por acá no les conocemos, por lo que todas esas bromas internas para españoles nos pasan por el costado.
Y se han perdido las ideas. Torrente se copia a sí mismo. Sigue la escatología y la guarrada, pero cada vez hay menos humor.
El gag del teléfono celular "embadurnado" es un asco incluso para una película de Torrente. ¿El negro en la ducha de la cárcel; el jabón? Vamos, Santiaguito, algo más cliché no se te ocurrió? ¿Que paso con el Torrente que nos hacía partir de la risa en las primeras dos películas?
Quedó claro por la pobre repercusión aquí en Argentina, donde el personaje de Santiago Segura tuvo desde siempre una legión de seguidores muy numerosa. Pero esta "Lethal Crisis", pasó por los cines porteños sin pena ni gloria.
Mucho de este fracaso yo se lo atribuyo al abusivo uso del recurso del cameo, que comenzó en la tercera parte de la saga pero se agigantó en esta entrega. Lo que pasa es que salvo los dos compatriotas futbolístas y el mega-maraca cantor de David Bisbal, al resto por acá no les conocemos, por lo que todas esas bromas internas para españoles nos pasan por el costado.
Y se han perdido las ideas. Torrente se copia a sí mismo. Sigue la escatología y la guarrada, pero cada vez hay menos humor.
El gag del teléfono celular "embadurnado" es un asco incluso para una película de Torrente. ¿El negro en la ducha de la cárcel; el jabón? Vamos, Santiaguito, algo más cliché no se te ocurrió? ¿Que paso con el Torrente que nos hacía partir de la risa en las primeras dos películas?