El mundo de la publicidad es sinónimo de mentira, competición sucia y ambición. "Mad men" narra los inicios de la publicidad de masas en la América de los 60 a través de una agencia fictica llamada Sterling Cooper. Se centra en el personaje de Donald Draper, el brillante director creativo de la empresa y de sus aventuras diarias, tanto amorosas como empresariales.

La serie en sí tiene muchas virtudes, a saber: una ambientación fiel a la época, un guión sólido, una elegancia general digna de mención y unos personajes bastante bien dibujados. Sin embargo peca de una cosa: es fría como el témpano. No hay "nervio", las interpretaciones están demasiado contenidas, todo demasiado encorsetado. Parece que en ocasiones más que reflejar la época quisieran hacer una caricatura de la misma.

El mundo que refleja "Mad Men" es de un machismo escandaloso y de una hipocresía insultante. Por eso refleja tan bién lo que es la publicidad en sí: un engaño. Las mujeres esperan a sus mariditos pacientemente en sus casas, mientras reflexionan sobre el vacío de su existencia. Las féminas de Sterling Cooper son en su mayoría secretarias tontas y tetonas dispuestas a satisfacer en ocasiones los apetitos sexuales de sus jefes. Un mundo "ideal" para el universo de la testosterona.

"Mad men" me parece una gran serie. Sin embargo no me emociona, no me llega a conmover, no me hace ni reír ni llorar. Simplemente admiro su factura técnica y el buen hacer de sus guiones. El resto me deja más bien indiferente. Y por supuesto está totalmente contraindicada para aquella persona que quiera dejar de fumar.