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Voto de RagingSergio:
10
Drama Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin ... [+]
9 de marzo de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa lección de cine y de vida, "Gran Torino" es una reflexión, en clave darwiniana, de supervivencia a todos los niveles. Supervivencia de los viejos tiempos, encarnados en Walt Kowalski, un veterano de la guerra de Corea que se revela contra lo que él considera una invasión en toda regla de sus valores con la llegada de unos vecinos hmong que pondrán a prueba su paciencia y la evidencia de la necesidad de adaptación a los nuevos tiempos. Supervivencia de las heridas de la guerra a través del tiempo, en este caso huellas de culpabilidad sin solventar. Y supervivencia también del más fuerte de la manada en la jungla urbana donde no hay cabida a seres que no planten cara a sus depredarores.

Clint Eastwood vuelve a hurgar en la identidad. En este caso asesta un golpe bajo al concepto de familia. Como ya hiciera en la magistral "Million Dollar Baby", vuelve a hablarnos de la amistad como verdadera fuente de verdad dentro de las relaciones personales. En este caso, la familia de Walt Kowalski son poco menos que buitres carroñeros sin sentimientos anclados en una vida fácil donde la avaricia del tener no conoce límites. Frente a esta falsedad, la amistad que surje entre el viejo veterano de guerra y el jóven hmong asustadizo se convierte en una progresiva ensañanza de vida inmejorable.

La película evoluciona de una manera brillante y logra en todo momento despertar sentimientos dispares: goza de un sentido del humor directo y rudo pero a la vez, como casi todas las películas de este genio, es profundamente sentimental y humana. Opta por la vía de la evolución, como la teoría de Darwin: el rechazo hacia lo extraño evoluciona hacia el respeto, la aceptación y la adaptación. El miedo evoluciona hacia la afrontación. La falta de experiencia evoluciona hacia la profesionalidad gracias al aprendizaje y al trabajo. El dolor por los pecados evoluciona hacia la catarsis del sacrificio.

Todos desearíamos tener a un abuelo como Walt Kowalski. Un hombre que ha conocido el horror y que en el ocaso de su vida, con la sóla compañía de su perra y de su Ford Gran Torino del 72, decide que nunca es tarde para darse a uno mismo una segunda oportunidad. Otra (y ya van muchas) lección magistral de Eastwood.
RagingSergio
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