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Voto de Charlie Aviel:
3
Drama El 2 de marzo de 1974, el joven anarquista Salvador Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, se convirtió en el último preso político ejecutado en España mediante "garrote vil". Ésta es su historia y la de los intentos desesperados de su familia, compañeros y abogados por evitar su ejecución. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2007
233 de 451 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Salvador no era un delincuente, era un Robin Hood moderno, honesto y de gran corazón, que junto a sus compinches luchaba contra el maligno sheriff franquista y sus múltiples “miniyos”.

-Salvador, además era un buen hijo y se fue del hogar para evitarle a su familia y sobre todo a su venerable padre, sufrimientos innecesarios por las bondades de sus actos.

-Salvador, que era un dechado de virtudes, entre otras, gozaba de una inexorable e imperturbable moral y cuando la chica de la que estaba perdidamente enamorado, se le insinuó, mientras el novio de esta se encontraba de milicias, él rehusó al placer carnal, mostrando una notable integridad.

-Salvador pertenecía al MIL, que era una organización "socio-cultural" que se autoproclamó terrorista y que tenía claros vínculos de unión con otro colectivo de intachable prestigio en nuestro país, ETA.

-Salvador, como buen Robin Hood, robaba a los enriquecidos ilegítimamente (léase bancos y cajas de ahorro) y distribuía el botín entre los más necesitados y adeptos a su noble causa, quedándose solo con lo justo para tabaco y algún que otro bocata de calamares.

-Salvador generalmente no se involucraba de lleno en sus justos actos; se limitaba a conducir, y si había que hacer uso de las armas, nunca se disparaba a dar (uno de los empleados de banca que murió, se auto suicidó anteponiéndose en la trayectoria del proyectil). Daños colaterales, que dirían por ahí…

-Salvador es detenido y muere un policía de varios disparos; que raro que este noble muchachote llevase una pistola encima, ¿para que la querría?..(quizá se le disparó accidentalmente).

-Salvador es conducido al talego, pero a pesar de recibir andanadas de hostias y de todos los colores, su rostro de monaguillo y buen chaval, sigue imperturbable, así como sus convicciones e ideales “políticos”; incluso consigue que uno de sus carceleros particulares y repartidor de hostias a tiempo parcial, se transforme en un excelente compañero de charla y deportes; ¡que grandes dotes para la evangelización!...


Salvador (Puig Antich), la película, es lo que nos viene a contar. Que hay buenos y malos, que los malos son peores y los buenos son cojonudos, al Salvador de la película solo falta beatificarlo. Cualquier espectador adulto, es conocedor de que los “malos”, realmente lo eran; a nadie se le escapa la lacra que supuso el franquismo en nuestro país a todos los niveles, pero lo que creo es que la mayoría desconoce la realidad de la historia de Puig Antich y del MIL y que los buenos, no lo eran tanto( y no es que lo diga yo, ellos mismos lo hacen...*). Huerga es un tanto petardista, efectista y lacrimógeno y ya desde el minuto uno del metraje, condiciona aún más si cabe al espectador en contra de la actuación policial en la detención de Salvador, mostrando a este como única víctima y a los policías, incluido el fallecido, como verdugos necesarios. Así que antes de darle al NO, os invito a leer el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charlie Aviel
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