Se han convertido como el espejo donde todos reconocen a la familia propia o a una conocida. Son los esteoripos más habituales que dicen y hacen lo que los originales de carne y hueso no se atreven más que a pensar. Nos hacen reirnos de nosotros mismos, y reconocernos en unos espejos amarillos y paticortos con ojos como de huevo.

Una serie que conserve la frescura de esa forma, que haga reir de una manera tan sana, que te haga pensar y que encima no engorde... debe ser pecado.

Genial