Se puede tachar a la película de derrotista, pero ¿quién dijo que la verdad no lo sea? Al menos en la actualidad, en el actual estado de cosas... o mucho luchamos, o nada cambiará.

Aparte de esta pequeña reflexión, he de decir que salí del cine gratamente sorprendido. No esperaba una película tan buena como dura, y viceversa. La película al principio engaña y no sabes por donde caerán los palos, si de manera más o menos objetiva, si partidista con final crítico (lo habitual) o firme en contar lo que se cuenta. Pero el desarrollo va mostrando que la denuncia del film, por un lado, toca la raíz del problema: el capitalismo, el mercado y el negocio, su medio de hacer dinero sin ningún tipo de escrúpulos, a costa de lo que sea y a todos los niveles posibles (las leyes están hechas para que las puedan violar quienes las crean y sus protectores); y, por otro lado, lo contextualiza muy bien al proceso historico que se ha estado viviendo durante los últimos 20 años aproximadamente.

La historia personal que se utiliza como medio conductor está bien llevada, aunque la temática del tráfico de armas absorbe cualquier cosa que no esté relacionada con dicha temática.

Nicolas Cage es lo peor. No su personaje, sino él como actor: inexpresivo como siempre. Hay que reconocer que en varios momentos está a la altura (especialmente en las negociaciones), pero no es una buena interpretación, como suele ser habitual. De todas formas no se pierdan la película, es muy buena.