El cielo será real pero esta película tiene sus problemas. Un libreto que se queda corto todas las veces. LLeno de un almíbar tan dulce que nos provoca asco. La película pretende ser una cristiana y a la misma vez no parecerlo. Este es el punto de inicio de sus problemas. De estos, el mayor es que el guión no ofrece credibilidad.

La única excepción y, que por momentos, nos hace "comprar" la historia, es la actuación de Greg Kinnear. Todo lo extremadamente opuesto resulta la ¿actuación? de Keilly Reilly. Pareciera que ni ella misma se creía su papel, y que lo que realmente deseaba era salir corriendo a entretenerse en las vastas praderas que el director insistía en mostrarnos.

No hemos leído el libro pero probablemente sea más entretenido que la película,