Y de libertad plasmada en la pantalla. No es una película recordada por su guión, ni por sus diálogos, ni por sus interpretaciones ni tan siquiera por su dirección o por su éxito comercial. Es solo Easy Rider. Carretera, buena música y marihuana para aderezar el camino. No es de extrañar que se convirtiera en un mito para buena parte de su generación. Incluso hoy en día sigue siendo la película por excelencia, la aventura que sueña con vivir cualquier alma con un poquito de espíritu hippy.

"Born to be Wild". El comienzo es genial. Los primeros veinte minutos cautivan y Dennis Hooper nos da una lección de como comenzar una historia sin dar apenas explicaciones: "Muy bueno hermanoooooo¡¡"...y tras vender un cargamento de cocaína y comprarse unas espectaculares Choppers (HD Hydraglides hechas artesanalmente para la ocasión, es decir chopadas hasta el máximo), Connection y el Capitán América comienzan su viaje que tiene como preludio uno de los momentos más significativos de la cinta: Peter Fonda tirando el reloj antes de la partida. Así comienza un viaje atemporal en busca de la libertad y que deja paso a lo verdaderamente admirable de la cinta desde el punto de vista cinemátografico. Y es su excelente visualidad. Fotografía espectacular que marcó un estilo a partir de entonces para las road movies y que te lleva montado en esas choppers desde Los Ángeles hasta Nueva Orleans. Atravesando el desierto y sintiendo el motor de esas maravillas y claro está acompañado de una banda sonora inolvidable. La banda sonora de toda una época.

Icono eterno el que nos regalaron sobre todo Dennis Hooper (en un mal momento de su vida cuando hizo esta película....otra vez vuelve a pasar) y un Peter Fonda que además aprovechó para deleitar a todo el público femenino. Destacar también la aparición de un jovencísimo Jack Nicholson encarnando a un abogado alcohólico y que nos deja un divertísmo monólogo mientras tiene su primera experiencia con la marihuana. Genial. Así pues una cita a la que no se puede faltar para rememorar unos años inolvidables y que marcó la senda para un género cinematográfico, las películas de carretera, que tuvo con "Easy Rider" un antes y un después.