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9
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Western
Las tribus indias planean unirse para una guerra total contra los blancos. Brittles, un veterano capitán de caballería, recibe la orden de evitar las concentraciones de indios, al tiempo que debe escoltar a la esposa y a la sobrina de su comandante. Además, ha de impedir que un traficante venda una partida de armas a los indios. Esta triple misión será la última del capitán antes de su jubilación. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2010
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué decir de John Ford que no se haya dicho ya. Aportar cosas originales se hace harto complicado y uno solo puede contentarse con llegar a la conclusión de que hablar de Ford es hablar del cine en su máxima expresión, en su más completo significado. Y si hay un lugar donde el gran cineasta alcanza su cénit ese es el western; particularmente en la trilogía de la caballería (“Fort Apache”, “Río Grande” y “La Legión Invencible”), tres películas donde se condensa lo mejor de un director del que podemos asegurar, sin ningún remilgo, que es el mejor que ha dado el séptimo arte.
Esta “Legión Invencible” es para el que escribe la preferida de las tres. En ella aparecen las mejores pinceladas de Ford y se hacen patentes muchas de sus pretensiones. Un poema épico en imágenes donde el héroe fordiano por excelencia, el Capitán Nathan Brittles (John Wayne), da sus últimos coletazos esperando la amarga retirada. Nostalgia individual que camina de la mano de un ensalzamiento a la colectividad y a la unión de una sociedad, representada en el ejército, que se abre paso a través de tierras vírgenes, dando forma a un nuevo país creado por los sueños de muchas personas. Los bailes, los funerales, los cementerios, la tropa en marcha…elementos comunes en una filmografía que elogia los valores tradicionales y de los que Ford se sentía orgulloso y defensor: la familia, el honor, la solidaridad, el respeto por los pueblos indios o la posición de mujer como elemento primordial en la sociedad.
Y luego está la magia, los detalles sutiles, solo visibles para los verdaderos amantes del mejor cine, y que componen una obra excepcional e inigualable. Es Monument Valley, o “The Ford Country”, filmado como nunca hasta entonces. Un paisaje sometido a tormentas, cubierto por la nieve o simplemente rodado con unos colores rojos intensos que dibujan un crepúsculo fascinante. Pero también son esos caballos, que sudan, que miran a la cámara, que respiran y que actúan como protagonistas principales de esta historia conciliadora y que Ford usa, en muchos momentos, para cerrar definitivamente la brecha de la contienda civil. Todo esto desde una manera de entender el cine tan personal y auténtica que solo podía haber salido de la cabeza de un genio. Ya saben, su nombre, JOHN FORD.
Esta “Legión Invencible” es para el que escribe la preferida de las tres. En ella aparecen las mejores pinceladas de Ford y se hacen patentes muchas de sus pretensiones. Un poema épico en imágenes donde el héroe fordiano por excelencia, el Capitán Nathan Brittles (John Wayne), da sus últimos coletazos esperando la amarga retirada. Nostalgia individual que camina de la mano de un ensalzamiento a la colectividad y a la unión de una sociedad, representada en el ejército, que se abre paso a través de tierras vírgenes, dando forma a un nuevo país creado por los sueños de muchas personas. Los bailes, los funerales, los cementerios, la tropa en marcha…elementos comunes en una filmografía que elogia los valores tradicionales y de los que Ford se sentía orgulloso y defensor: la familia, el honor, la solidaridad, el respeto por los pueblos indios o la posición de mujer como elemento primordial en la sociedad.
Y luego está la magia, los detalles sutiles, solo visibles para los verdaderos amantes del mejor cine, y que componen una obra excepcional e inigualable. Es Monument Valley, o “The Ford Country”, filmado como nunca hasta entonces. Un paisaje sometido a tormentas, cubierto por la nieve o simplemente rodado con unos colores rojos intensos que dibujan un crepúsculo fascinante. Pero también son esos caballos, que sudan, que miran a la cámara, que respiran y que actúan como protagonistas principales de esta historia conciliadora y que Ford usa, en muchos momentos, para cerrar definitivamente la brecha de la contienda civil. Todo esto desde una manera de entender el cine tan personal y auténtica que solo podía haber salido de la cabeza de un genio. Ya saben, su nombre, JOHN FORD.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Mis escenas favoritas:
el entierro del antiguo soldado confederado. Ford trae a sus personajes al primer plano para mostrarlos, entre salvas y música de corneta, en un momento de dolor a la vez que de homenaje y orgullo por el soldado caído.
el encuentro entre Natahn y el jefe indio donde ambos se dan cuenta que su tiempo ha pasado y que el presente y el futuro ya no les pertenecen.
y finalmente, la última escena. Natahn se dirige al cementerio a dar su último parte ante la tumba de su esposa e hijos. En ese instante, una sombra aparece sobre la lápida en forma de mujer. Por un momento, Ford (al igual que Hitchcock hiciera en “Vértigo”) fabrica magia para hacernos creer, y hacerle creer al Capitán, que su esposa es la que va a aparecer, ¿cómo se puede ser tan bueno? Yo, la verdad, no le encuentro explicación. Quizás todo se deba a la cinta amarilla…
"En el cuello llevaba una cinta amarilla. Se la ponía en invierno y en el alegre mes de mayo. Cuando le pregunté por qué llevaba la cinta amarilla...Me dijo que era para su amor, que estaba en caballería. ¡Caballería! ¡Caballería! Dice que es para su amor, que está en caballería. ¡Caballería! ¡Caballería! Dice que es para su amor, que está en la caballería de EEUU. Me siento solo desde que crucé la colina, el páramo y el valle. La tristeza invade mi corazón desde que me separé de mi Sally. Ya no encuentro alegría, porque todo me recuerda lo rápido que pasaba el tiempo con la chica que dejé."
el entierro del antiguo soldado confederado. Ford trae a sus personajes al primer plano para mostrarlos, entre salvas y música de corneta, en un momento de dolor a la vez que de homenaje y orgullo por el soldado caído.
el encuentro entre Natahn y el jefe indio donde ambos se dan cuenta que su tiempo ha pasado y que el presente y el futuro ya no les pertenecen.
y finalmente, la última escena. Natahn se dirige al cementerio a dar su último parte ante la tumba de su esposa e hijos. En ese instante, una sombra aparece sobre la lápida en forma de mujer. Por un momento, Ford (al igual que Hitchcock hiciera en “Vértigo”) fabrica magia para hacernos creer, y hacerle creer al Capitán, que su esposa es la que va a aparecer, ¿cómo se puede ser tan bueno? Yo, la verdad, no le encuentro explicación. Quizás todo se deba a la cinta amarilla…
"En el cuello llevaba una cinta amarilla. Se la ponía en invierno y en el alegre mes de mayo. Cuando le pregunté por qué llevaba la cinta amarilla...Me dijo que era para su amor, que estaba en caballería. ¡Caballería! ¡Caballería! Dice que es para su amor, que está en caballería. ¡Caballería! ¡Caballería! Dice que es para su amor, que está en la caballería de EEUU. Me siento solo desde que crucé la colina, el páramo y el valle. La tristeza invade mi corazón desde que me separé de mi Sally. Ya no encuentro alegría, porque todo me recuerda lo rápido que pasaba el tiempo con la chica que dejé."