La normalidad a la que alude el título poco tiene que ver con la normalidad de toda la vida y nada con la “nueva normalidad” en la que el individualismo se ha convertido en el paradigma del egoísmo. Un mundo normal se parece a muchas películas ya vistas y, sin embargo, es original y fresca sin llegar a ser satisfactoria. No es bueno ir con las expectativas muy altas en los tiempos que corren de saturación audiovisual. La burbuja está a punto de explotar y para algunos no existe nivel de exigencia y les vale todo...otros nos hemos hartado de cine y de series que aspiran a ser cine. Mucho ruido y pocas nueces.
Achero Mañas dio un recital de sensibilidad con su ladron de bicicletas patrio. Después varios trabajos que no llegaron a interesar al público y ahora nos trae este sugerente título con demasiados fallos de guión y exceso de histrionismo. De partida un innecesario explicar de dónde y hacia dónde. Ir de Madrid a Altea con ese “encargo” y tardar tanto tiempo, no es normal. ¿Porqué no de A Coruña a Almería? Son más kilómetros y te cabe mejor la acción propuesta. Todo está demasiado forzado y poco medido. Muchos sentimientos incompatibles y personajes mal dibujados.
Ernesto Alterio, como siempre, está estupendo y Gaia Amyach da un buen papel como hija. El resto de personajes y actores son correctos y, sin embargo, el conjunto de la película es decepcionante y lo será también su resultado comercial.
No culpemos al Covid19...hay muy pocas propuestas apetecibles en la cartelera...esta, lo siento, no es una de ellas.