Un best seller de esos que terminan llenando los cines de pañuelos de papel. Una película dirigida a un público determinado: chicas acompañadas de novios resignados que preferirían estar en la sala de al lado. Yo ni tan siquiera tengo la excusa de que mi chica me obligase a verla.
La historia simple y previsible. La dirección automática y previsible también. Música, fotografía, diseño de producción más que correctos. Los actores...¡Ay, los actores!. Emilia Clarke INSOPORTABLE con todo ese catálogo de criatura estúpida y agobiante. ¿Se puede ser más pesada?. Sam Claflin salva la función y está verdaderamente bien en un papel no siempre fácil y Charles Dance tan británico y correcto como siempre.
No es mala la película pero me deja muy claro que jamás iré a otra en la que Emilia Clarke asome la nariz.