Desde el relato del inicio hasta el cielo estrellado al final (con estrella fugaz incluída) la película es la definición de elegantismo. Acá todo intenta ser elegante, todo está armado como una pauta de comercial de publicidad y hace que parezca un telefilme su estética completa. Hasta los filtros son de dramas de televisón. Es una película muy aspiracional, la frase: el querer mostrar más de lo que es, la representa.
Las coinciencias en la trama son durante el metraje completo y son el único motor del guión. Desde el primer minuto sucede una tras otra casualidad muy linda e infantil.
Y finalmente, desarrollada en un mundo de fantasía, en solo un año ella se vuelve autora publicada nada más ni nada menos que en el competitivo New York. O sea, pasar de ser profesora del jardín a ser publicada es un paso que a lo menos requiere redes de contacto, experiencia previa, algún mentor relevante, pero acá nada de eso vemos. Nos muestran a un personaje muy mal elaborado, pero con excelente ejecución. Y en ese mismo año separados, él encuentra el trabajo que más le puede acomodar en el mundo. En contexto con la vida real, es ridículo, falso, frío, superficial, manipulador y clasista.
En lo personal, la encontré muy mala, pero las actuaciones se ganan la nota.