Esta película me ha animado a registrarme aquí. Verla me ha generado la necesidad de expresarme por escrito, poniendo de forma ordenada mis pensamientos y sentimientos. La película me ha conmovido. Hay tanto en ella en lo que reconocerse. Tengo la edad del director y no estoy muy lejos de la de los personajes, pero he vivido tantas veces esa dicotomía entre lo racional, lo conveniente, y lo irracional, lo puramente pasional, que no he podido evitar sentirme reflejado en la película. Michelle(increíble Gwineth Paltrow) se nos aparece en la vida a menudo. Es aquello que queremos desde la admiración, de la idolatría. Nos fascina su mística, su superioridad estética, su halo mágico de seducción. Es lo aparentemente fuera de nuestro alcance. Pero su amante Ronald(un sublime Elias Koteas, como siempre) nos recuerda que la idealización choca frontalmente con la realidad.¿ Cómo un ser tan hermoso puede caer presa de alguien sin encanto, que no está a su altura, al menos a la que nuestros obnubilados ojos perciben, y entregarse a sus engaños? Sin embargo eso es lo que sucede, aunque frente a ella se alce alguien apasionado como Leonard con tanto en común. Frente a ella Sandra(perfecta Vinessa Shaw) es la calidez, la seguridad, la paz, el cobijo. Es igualmente hermosa, pero carece del embrujo de fruta prohibida de Michelle. Los tres forman un triangulo de correspondencias no correspondidas. La película recorre los altos y los bajos, muy altos y muy bajos, de la pasión llevada al límite. Aunque no se vea se mastica, se respira irrespirablemente. Tres personajes en el filo de sus propias emociones. Y Joaquin, es simplemente un monumento. No hay un gesto, una frase que no tenga su intención, su crisol de matices. Un manual de interpretación para cualquier actor. A un nivel inalcanzable. Indescriptible su fragilidad por momentos, su entusiasmo cuasi infantil, su desesperación. Nueva York se alza en la película como un personaje más. Oscuro, pero cálido, familiar. Una inmensa ciudad traducida a un pequeño barrio donde los vecinos intiman empujados por su propia soledad. Y la narrativa, la música que envuelve cada momento son elegidas como dardos que llegan al corazón. Hacía mucho, pero mucho tiempo que una película no me llegaba tan hondo. Yo como Leonard, me quedé con Sandra.