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Voto de McKnight:
7
6,6
20.774
Intriga. Drama
Georges es el típico burgués: presenta un programa literario en televisión y lleva una vida acomodada con su mujer y su hijo adolescente. Pero, de repente, empieza a recibir unos paquetes anónimos que contienen cintas de vídeo, grabadas desde la calle, y unos dibujos inquietantes cuyo significado es un misterio. No sabe quién se los envía; pero las secuencias que aparecen en las cintas son cada vez más personales, lo que parece indicar ... [+]
14 de julio de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrangulados, lobotomizados y domesticados por el cine norteamericano al uso que invade nuestras vidas como un estío eterno, con su rutinaria estructura y su moraleja final inexcusable es reconfortante y estimulante enfrentarse, aunque solo sea de vez en cuando y sin que sirva de precedente para los mas asustadizos, con obras de este calibre, de esta envergadura, películas que, por imposible que parezca, nos hacen pensar y niegan aquella sentencia manida que hace referencia a la pasividad del espectador de cine en contraposición con la actitud activa del lector de libros. Como ocurría en la catatónica “Gerry” o en la onírica “Mulhollan Drive” (en una vertiente más freudiana) el director, deo gratias, ha realizado una creación abierta a las más diversas interpretaciones sin un desenlace satisfactorio para nuestras mentes ávidas de certezas y cabos atados y, mientras se suceden las escenas, parece estar señalando al personaje que, estremecido, espera en la butaca una luz que le guíe en el camino, e íntimamente se regodea desde detrás de la cámara, conocedor del desamparo e indefensión que transmite su obra. Esa es la pasión de Haneke, generar una intriga que se expande lentamente y acaba colonizando cada fotograma del film y de manera unísona desarrollar un terror silencioso y latente que nos compunge porque desconocemos el momento en que la violencia va a hacer acto de presencia. Hemos sido apresados en su red sin darnos cuenta, tememos lo que el protagonista teme, desconocemos lo que el protagonista desconoce y construimos hipótesis desalentados junto a él.
Hay varias escenas sublimes: la subida en ascensor, acertadamente alargada, crea una atmósfera de una densidad irrespirable; o el incidente inicial con el ciclista, aparente apartado de la trama central, que nos descubre la tensión que viven los personajes sumada a una cierta vulnerabilidad de los mismos y que nos hace rememorar en un deja vú al encontronazo repentino, por las calles de una idealizada Nueva York, de Tom Cruise con la pandilla de jóvenes en “EWS” (película esta, curiosamente, también de trama jeroglífica.)
Hay varias escenas sublimes: la subida en ascensor, acertadamente alargada, crea una atmósfera de una densidad irrespirable; o el incidente inicial con el ciclista, aparente apartado de la trama central, que nos descubre la tensión que viven los personajes sumada a una cierta vulnerabilidad de los mismos y que nos hace rememorar en un deja vú al encontronazo repentino, por las calles de una idealizada Nueva York, de Tom Cruise con la pandilla de jóvenes en “EWS” (película esta, curiosamente, también de trama jeroglífica.)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No puede haber nadie, físicamente hablando, grabando las famosas cintas, ya que desde el lugar donde se realiza la grabación es imposible no ser visto; el propio protagonista lo afirma sorprendido al comienzo ofreciéndonos una valiosa pista: “como es posible que no lo viera al pasar al lado”; y es cierto, nadie está allí, como nadie está en la habitación, es el director de la película u otro ser supremo de semejantes características y con residencia desconocida el encargado de editar los vídeos, dando al traste con una interpretación realista del guión pero abriendo el camino a otra metafórica y posiblemente más plena si se toma como punto de partida que toda película es en si una mentira, un amasijo de decorados bajo los focos de iluminación por donde transitan actores con sueldos de 20 millones de dólares compartiendo plano con otros que jamás tendrán una casa en Malibú. Algunos hubieran deseado que hubiera sido el hijo de la pareja, consternado por la posible infidelidad de la madre (no tan utópica vista las confianzas que se toma su confidente en el café, besuqueo de las manos incluido y forzada atracción de la cabeza sobre hombro ajeno), o quizá el amigo de la infancia el responsable del acoso. Se hallan en un error.