Película de carretera sobre la soledad y el abandono de dos hermanos condenados a entenderse. Maneja con absoluta solvencia los elementos clásicos del género, mientras hábilmente se deslizan bajo la trama principal un buen número de subtramas: la delincuencia juvenil, los trastornos de la personalidad, el cuidado de los ancianos, el poder sanador de los perros, las relaciones de pareja, el miedo al compromiso…

Personajes bien definidos sin caer en el estereotipo, ternura sin caer en la sensiblería y humor sin caer en la astracanada; y de propina el paisaje cántabro sin caer en el publirreportaje y la postal. Todo perfectamente medido para funcionar como un reloj y dejar un muy buen sabor de boca. Tanto es así que el público que abarrotaba la sala prorrumpió en un aplauso al final de la proyección (nada raro por otro lado: la peli jugaba en casa).