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Voto de Herr Jasper:
9
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Terror
Basada en una historia real documentada por los reputados demonólogos Ed y Lorraine Warren. Narra los encuentros sobrenaturales que vivió la familia Perron en su casa de Rhode Island a principios de los 70. El matrimonio Warren, investigadores de renombre en el mundo de los fenómenos paranormales, acudieron a la llamada de esta familia aterrorizada por la presencia en su granja de un ser maligno. (FILMAFFINITY)
3 de agosto de 2013
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo principal es el ritmo. Hay que empezar poquito a poco, aunque sin entretenerse demasiado con los preliminares. Lo justo y necesario para entrar en materia a gusto.
Una vez que la cosa esté en marcha, hay que echarle leña al fuego: ¡Más madera! Que no decaiga, ahí está la cosa. Un tramo potente, impresión, te quedas con la lengua afuera y luego calma. Poquito a poco. Retomando, así, moviendo la cámara con gusto, con confianza. Hay que demostrar saber hacer. Gustarse.
Sin escatimar recursos: si hay que azotar, se azota. Si hay que tirar del pelo, se tira. Hoy en día es lo que se lleva. Andarse con remilgos no es la mejor opción.
La postura es muy importante. Hay unas que gustan más y otras menos, pero hay que ser versátil. Sin convertirte en un equilibrista del Circo del Sol, pero demostrando oficio.
Pero seamos sinceros... los polvazos son, sobre todo, con la gente que uno quiere. No es que los personajes en esta peli sean Walter White, pero hay espacio para ellos y sus emociones, y claro, encima el clímax, el punto clave, recurre a ellos justo cuando tiene que hacerlo.
Y es que -y aquí soltaré un topicazo del sector femenino español de esos que nos indignan-, con tanto pichafloja del género suelto por ahí, que son todo efectos especiales y poca sustancia, ver una BUENA peli de terror es lo más parecido a echar un polvazo conéfilamente hablando. Ea.
Una vez que la cosa esté en marcha, hay que echarle leña al fuego: ¡Más madera! Que no decaiga, ahí está la cosa. Un tramo potente, impresión, te quedas con la lengua afuera y luego calma. Poquito a poco. Retomando, así, moviendo la cámara con gusto, con confianza. Hay que demostrar saber hacer. Gustarse.
Sin escatimar recursos: si hay que azotar, se azota. Si hay que tirar del pelo, se tira. Hoy en día es lo que se lleva. Andarse con remilgos no es la mejor opción.
La postura es muy importante. Hay unas que gustan más y otras menos, pero hay que ser versátil. Sin convertirte en un equilibrista del Circo del Sol, pero demostrando oficio.
Pero seamos sinceros... los polvazos son, sobre todo, con la gente que uno quiere. No es que los personajes en esta peli sean Walter White, pero hay espacio para ellos y sus emociones, y claro, encima el clímax, el punto clave, recurre a ellos justo cuando tiene que hacerlo.
Y es que -y aquí soltaré un topicazo del sector femenino español de esos que nos indignan-, con tanto pichafloja del género suelto por ahí, que son todo efectos especiales y poca sustancia, ver una BUENA peli de terror es lo más parecido a echar un polvazo conéfilamente hablando. Ea.