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Voto de Isaac Ibáñez:
10
8,6
86.307
Comedia
Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
8 de agosto de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace casi cien años, Charles Chaplin nos brindó unos clásicos cortos en los que nos mostraba la sociedad de la época, enmarcado con dosis de humor y pintado con situaciones ingeniosísimas, barnizado además con sus talentos como comediante, director, guionista y compositor. Luego nos llegaron unas muestras más meláncolicas pero igual de desternillantes que componían una historia que mantenía en equilibrio los valores (valentía, igualdad, amor...) dando protagonismo al humor. Prueba de ello es la conmovedora muestra de paternidad en "el chico", la perseverancia, el instinto de supervivencia y el amor en "La quimera del oro" y la lucha constante en la vida, la amistad y la sociedad en "Tiempos Modernos". Nos llega en los setenta, prohibida por nuestro querido Franco la primera comedia sonora de Chaplin. Sin duda la más ingeniosa, la más tronchante, y entre los anteriores adjetivos, la califico de libertaria. Sin duda la mejor sátira antinazi, la mejor ridiculizadora parodia del nazismo; seguida después por la genial "Ser o no ser". Sin duda merecedora de aquellos cinco premios de la Academia, que rozó con la punta de los dedos. Sin duda un peliculón necesario de ser degustado visualmente al que pondré en mi punto de mira en el spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Puedo resumir y resumiré la crítica...
-porque nos regala una doble interpretación del histriónico emperador Hinkel y del inocente barbero judío, cada uno con sus facetas.
-porque nos brinda con la inolvidable metáfora del globo terráqueo, mientras la música resuena en nuestros corazones.
-porque nos muestra las disparatadas conversaciones sin sentido en un alemán de origen inventado frente a un pueblo ario, y los micrófonos se rinden ante el gran Chaplin.
-porque nos da razones para confiar en la tecnología "made in Germany" como el traje antibalas o el sombrero paracaídas. Todo un triunfo humorístico.
-porque nos salpica con la espuma de un afeitado de dos minutos al ritmo de la música.
-porque nos divierte con la competencia entre Hinkel y Napaloni en sus múltiples discusiones.
-porque nos mata de risa en la secuencia inicial, con las peripecias del obús, la Stielgranate o la niebla.
-porque nos enseña un ingenioso juego de monedas con puddings, y la reacción de sus jugadores.
-porque hacen falta tener más que narices para retratar así a Hitler, y en la época.
-porque lleva al extremo de lo rídiculo a figuras que no trago y a ideales que no comparto.
-porque nos conmueve con un discurso final que pasará a la historia del cine.
-porque este crítico de 15 años queda admirado ante tal acontecimiento cinematográfico.
-porque nos regala una doble interpretación del histriónico emperador Hinkel y del inocente barbero judío, cada uno con sus facetas.
-porque nos brinda con la inolvidable metáfora del globo terráqueo, mientras la música resuena en nuestros corazones.
-porque nos muestra las disparatadas conversaciones sin sentido en un alemán de origen inventado frente a un pueblo ario, y los micrófonos se rinden ante el gran Chaplin.
-porque nos da razones para confiar en la tecnología "made in Germany" como el traje antibalas o el sombrero paracaídas. Todo un triunfo humorístico.
-porque nos salpica con la espuma de un afeitado de dos minutos al ritmo de la música.
-porque nos divierte con la competencia entre Hinkel y Napaloni en sus múltiples discusiones.
-porque nos mata de risa en la secuencia inicial, con las peripecias del obús, la Stielgranate o la niebla.
-porque nos enseña un ingenioso juego de monedas con puddings, y la reacción de sus jugadores.
-porque hacen falta tener más que narices para retratar así a Hitler, y en la época.
-porque lleva al extremo de lo rídiculo a figuras que no trago y a ideales que no comparto.
-porque nos conmueve con un discurso final que pasará a la historia del cine.
-porque este crítico de 15 años queda admirado ante tal acontecimiento cinematográfico.