Protagonistas atractivos y triunfadores, padres con dinero y perfectos, y un sueño por cumplir que siempre se hace realidad al final de la película. Esto es todo lo propio de una película americana, y, si queréis ver todo esto será mejor que no vean esta película.


Sinceramente, Pequeña Miss Sunshine es la película de género comedia-drama americana más real que he visto. La mayoría de las películas americanas se basan en usar argumentos que siempre terminan mucho mejor de lo que el propio espectador pueda imaginar, usan actores guapos y atractivos, y una historia bonita e irreal de la vida de los personajes, para que así este espectador pueda salir del cine con una sonrisa y pensando al día siguiente por qué su vida no es igual.
Ese tipo de cine nos convence día a día de que debemos tener el cuerpo perfecto, el trabajo perfecto, la mujer perfecta y mucho dinero. De esta forma nos convierten en personas superficiales y materialistas que solo intentamos tener todo ello a lo largo de nuestra vida, mientras solo un 1% quizás consigue parte de lo que se les muestra en las películas americanas que ha visto a lo largo de su vida. Pequeña Miss Sunshine va contra todo ello, mostrando una versión más realista de la vida de una persona cualquiera, y como toda vida realista, las familias tienen problemas. Los padres no son triunfadores ni se suelen llevar bien con el resto de su familia, los hijos no son modelos, la economía familiar no siempre va bien, los miembros de la familia pueden no llegar a soportarse los unos a los otros, y un largo etcétera. Todo por ocuparse de la competencia en un mundo que si no naces con ventaja vas a sufrir mucho.

En resumen, Pequeña Miss Sunshine es la película perfecta para casi cualquier familia de la clase “media”. Os enseñará mucho las cosas que de verdad merecen la pena en la vida, y a no vivir buscando siempre aquello que nos imponen a través de la publicidad, el cine y en general una sociedad capitalista.