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Voto de DéjenseVer:
6
Aventuras. Comedia. Fantástico. Drama. Animación El niño que se embarcó en innumerables aventuras en el bosque de los Cien Acres con su banda de animales de peluche, ha crecido y… ha perdido el rumbo. Ahora les toca a sus amigos de la infancia aventurarse en nuestro mundo y ayudar a Christopher Robin a recordar al niño cariñoso y juguetón que aún tiene dentro. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2018
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabemos que Ewan Mc Gregor se mueve en su terreno cuando se trata de interpretar papeles de este estilo. Cuando vimos el tráiler pensamos que caerían en lo típico de trasladar a unos seres fuera de su zona de confort (The Wild, los Pitufos, Madagascar…) normalmente a un entorno urbano, sin orden ni concierto, solo por el placer de verlos desenvolverse en otro ámbito. Y al fin y al cabo es lo que hacen, pero el motivo nos ha parecido lo bastante lógico como para no tomárnoslo a mal, pero contaros el motivo sería caer en spoiler.

Para ponernos en situación, nos presentan a un Christopher Robin de niño, que promete no olvidar a sus amigos aunque tenga que irse a un internado de forma inminente. Pero los años pasan, y aunque el Bosque de los Cien Acres permanece inalterable, Christopher ha crecido, ahora tiene una familia de la que ocuparse y un trabajo que lo absorbe por completo, relegando a sus amigos de peluche al rincón más profundo de su mente, llevándose con ellos, tal vez, su alegría.

Sin embargo, esta propuesta se queda un poco en tierra de nadie en cuánto a público. Desde luego no es una película atractiva para niños, pues se aleja de la gama cromática saturada y viva que suele rodear a las cintas de animación o de corte infantil y no presenta un desarrollo rítmico que pueda mantener su atención. Tampoco tiene nada nuevo que contarle a los adultos, todos sabemos lo manido que está el tema de no olvidarse de ser niño, no anteponer el trabajo a la familia, disfrutar del momento y un largo etcétera de valores que no aportan ninguna novedad. Tal vez, simplemente Christopher Robin ha llegado tarde.

De hecho, en nuestra sala hubo padres con niños que se fueron, porque se notaba que los peques se estaban aburriendo, sobre todo en el segundo cuarto de la película, en la que apenas aparecen los personajes del Bosque. También había un cumpleaños de unos 20 críos, que por supuesto a los 15 minutos convirtieron la sala en una gymkana y se pasaron hora y media subiendo y bajando las escaleras corriendo, sin control alguno por parte de los tutores. Ya escribimos un artículo sobre este tipo de comportamientos irrespetuosos que podéis leer aquí.

Creemos que para poder disfrutarla, para lograr darle la nota que le hemos dado nosotros, es casi obligatorio haber pasado muchas horas en el Bosque de los Cien Acres. Podemos reconocer todas las melodías, trabajadas aquí de manera más sutil, sabemos de antemano lo temibles que pueden llegar a ser los Heffalumps y reconocemos las casitas de cada uno de los amigos de Winnie The Pooh, porque los conocemos muy bien.

Por tanto, lo que más nos ha gustado de Christopher Robin es la fidelidad a la apariencia y actitud de la serie de dibujos original, que a su vez se basa en los cuentos de A. A. Milne. Personajes como Conejo, tan egocéntrico y mandón como siempre. Búho no pierde ocasión de hablar de sus tiempos pasados, y Kangu y Rito forman un estupendo tándem madre e hijo. Tiger, por su parte, nos deja bien claro que los Tigers son de lo mejorcito que hay, y que nadie bota como ellos (incluso canta su cancioncita característica). Piglet resulta casi demasiado adorable, con su tartamudeo, sus manitas agarradas y su miedo permanente: “oh, ci- ci- ci- cieloosss!” Pero creemos que los personajes que destacan por encima del resto son Pooh, por supuesto, e Igor. Pooh siempre tiene hambre y no pierde ocasión de hincarle el diente a un buen bote de miel, además de ilustrarnos con frases aparentemente absurdas que encierran bastante profundidad si se piensan dos veces. Igor siempre ha sido el depresivo, el que lo ve todo desde un punto de vista negativo y conformista, y su manera de representarlo en esta hora y media nos encantó.

El resto nos pareció predecible, casi con cierto ambiente a película de sobremesa. Si consigue salvarse es por el desparpajo y la naturalidad con la que McGregor sabe introducirse en este tipo de interpretaciones, y la buena factura técnica de los peluches. También nos gustó bastante el reparto de secundarios, que aunque tienen pocos minutos en pantalla, le dan peso a la cinta.

Así que bueno, realmente nos ha gustado por su fidelidad con las historias que veíamos de niños, pero el mensaje que pretende transmitir no nos parece del todo adecuado si está enfocada a un público infantil: “A veces no hacer nada termina convirtiéndose en el mejor de los algos”. ¿Eso quiere decir que hay que huir de los problemas, no enfrentarse a ellos? ¿Esperar a que nos venga la inspiración? ¿Disfrutar del momento sin preocupaciones, dando prioridad a la felicidad y a la familia por encima del trabajo? Son conceptos que podrán aplicarse o no dependiendo muchísimo de las circunstancias particulares, no construyen un mensaje que pueda afianzarse de manera permanente.

https://dejensever.es/review/christopher-robin
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