En la trama se elimina la mierda, pero el director se ha dejado parte entre el metraje.

De una presentación fluida pasa a una trama arrítmica e insustancial. De un planteamiento vigoroso y conciso pasa a un desarrollo flojo que se va por las ramas. De un comienzo que confronta al imaginativo contra el realista se pasa a una mera sucesión de anécdotas; la envidia sólo se trata al comienzo de la segunda parte, así que el conjunto falla si su pretensión
es ser un tratado sobre la envidia y desprende un tufo a materialismo más que a otra cosa.