Cuando nuestros vecinos franceses ruedan y aúpan al éxito comercial el filme “Ah! Si j'étais riche” (2002) dirigido por Michel Munz y Gérard Bitton, probablemente no podían ni imaginar que aquí, tan poco dados por lo general al cine galo, íbamos a acometer el remake de dicho título. El experimentado Álvaro Fernández Armero (aún recuerdo cuando era pareja de María Esteve) es el director de esta comedia de enredo, en la que desenvuelve con soltura detrás de la cámara, y que resulta en su día un grandioso éxito de taquilla en España, una película que han visto dos millones de espectadores. Y otro triunfo para Telecinco Cinema, que no va a pasar a la Historia del Cine por las producciones que lleva a cabo, si bien todo lo contrario en cuanto a la taquilla, en la que suele sobresalir con los títulos que produce.

El argumento nos sumerge en la vida y milagros de Santi (Álex García), un joven de mediana edad con cuantiosos problemas económicos quien se siente desgraciado ante la vida que lleva. Casado con Maite (Alexandra Ximénez), a su infelicidad se une la pronta disolución del matrimonio. Pero llega una nueva jornada de desdicha, y es cuando Santi, sin saber muy bien por qué, compra lotería. Lo que no espera es que su suerte va a cambiar como la noche al día. Le toca un premio gordo y se convierte en un hombre asquerosamente rico. Pero los problemas no acaban aquí, sino que empiezan. Primero porque Vanesa (Paula Echavarría), cazafortunas y viuda de un millonario, comienza a seguirle la pista; segundo porque Santi prefiera esperar a que el divorcio sea efectivo antes de comunicar a familia y amigos que ha ganado el suculento premio, para no tener que compartir. Mientras tanto, va a comenzar a vivir como un millonario, pero en la sombra…

En el reparto de este acertado remake encontramos a actores (algunos omnipresentes el cine español de los últimos años) de la talla de Alex García, la siempre solvente Alexandra Jiménez, el incombustible Adrián Lastra, el gran Diego Martín, y el magnífico casi siempre Antonio Resines, entre otros muchos.

Es una de esas películas de consumo que se dejan ver con facilidad, con y sin palomitas, que sirven para entretener y poco más. Interesante.