El Cabo del miedo es una película, desde mi punto de vista, de gran interés dentro de la obra de Martin Scorsese por diversos motivos:

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Sin duda el más destacable es la creación del personaje central: Max Cady, la personificación de la amenaza externa, el terror, el pánico, y el castigo.
La cárcel es para él el lugar del renacimiento, entre rejas ve la luz, y por medio del culto al cuerpo y la mente cree convertirse en un ser superior cercano a la idea de Dios, capaz de impartir justicia. Pero ésta conversión viene dada por la existencia de un objetivo: la venganza.
A menudo, los personajes que pueblan el universo de Scorsese, al igual que Cady, suelen estar perdidos en un mundo que no comprenden y que por ello llegan a odiar (Sin duda el mejor ejemplo es Travis, en Taxi Driver). Éste sentimiento es superado por medio de la imposición de una meta en sus vidas, que les hace avanzar y hacerse fuertes. De esta manera Max se convierte en un individuo que cree ver las cosas claras, que se compara con Dios, se ve capaz de caminar sobre las aguas y hace de su objetivo (destrozar la vida del abogado que le defendió mal y le condenó a pasar casi la mitad de su vida en prisión) el sentido que sustenta su vida.
Es presentado en el film como un ser omnipresente e indestructible capaz de todo, lleno de rabia y odio, inteligente y calculador. Es uno de los personajes que más me han impresionado del cine actual, por lo que es y por lo que representa. Robert de Niro lo hace magníficamente y ésta es, creo yo, una de sus cuatro mejores interpretaciones.

Por otra parte es destacable también el estudio que se realiza del núcleo familiar sobre el que se cierne la amenaza del psicópata. Al inicio, se presenta como una familia feliz, pero conforme avanza el relato se van sacando los trapos sucios: las discusiones, las infidelidades… Ésta profundización está centrada sobre todo en el padre de familia (Nick Nolte), no solo en los aspectos familiares sino también laborales.

Respecto a la dirección, Scorsese vuelve a mostrar sus dotes creando una atmósfera envolvente y un ritmo atrapante y bien llevado, que no decae en ningún momento y que deriva en un intensísimo clímax en el barco bajando por la corriente de un río.
Destaca también la banda sonora, realizada por el maestro Bernard Herrman y Elmer Bernstein, los diálogos y gran parte de las escenas, muy bien interpretadas y rodadas.
En resumen, yo diría que es una película muy recomendable, y creo sinceramente que supera a la original.